Xavi, el medio por excelencia

Hay futbolistas que marcan las diferencias y desequilibran los partidos y otros que marcan el estilo de juego y equilibran al equipo. Los unos tienen vida propia y los otros le dan vida al equipo, como Xavi, un jugador capital para entender y definir al Barcelona. Desde hace un tiempo, la fábrica del Barça produce un tipo de centrocampistas muy específicos. Únicamente conciben el juego a partir de la pelota y, consecuentemente, son ofensivos por definición, saben guardar la posición y tocan sin parar. El efecto del pase multiplicador se impone al despliegue físico. La talla no es condición indispensable para alcanzar la titularidad. No extraña por tanto el protagonismo que tuvieron en su día jugadores livianos como Milla o De la Peña o ahora Iniesta y Xavi.

La progresión de Xavi en los equipos inferiores le auguraba un futuro espléndido en el plantel profesional. Ocurrió, sin embargo, que llegó al estadio en un momento muy agitado: su valedor fue Van Gaal y no Cruyff y se le presentó más como un rival que como compañero nada más y menos que del capitán Guardiola. Paciente, para nada populista y menos mediático, Xavi acabó por imponer su manera de jugar por encima de los personalismos y hoy convive con Deco, Ronaldinho, Eto'o. Ha encontrado su sitio como volante, por detrás de los tres delanteros, y por delante del medio centro, posición que también es muy capaz de ejercer cuando el rival es defensivo.

Ya titular en el Barça, a Xavi parece aguardarle el mismo proceso en la selección. Aunque no se duda de su validez, cuesta encontrarle el sitio. Ningún ejemplo mejor que el de la Eurocopa cuando Sáez, el técnico con el que triunfó en la selección sub-20 y olímpica, no le dio bola porque no supo dónde ponerle o entendió que era prescindible. A Xavi hay una cierta tendencia a considerarle como un jugador complementario, sin reparar en que ningún centrocampista activa mejor a los jugadores de banda y ofrece más pases interiores a los puntas. Xavi le da sentido, velocidad y verticalidad al juego. Hay partidos que avalan su alineación. Frente a Inglaterra, por ejemplo, en el amistoso que supuso el encuentro 500 de la selección, disputado en noviembre del 2004, en Chamartín.

Justo un año después vuelve a reivindicarse en un choque de máxima exigencia como el del sábado ante Eslovaquia. Xavi estuvo estupendo cuando mezcló con Albelda y también al juntarse con Xabi Alonso, su compañero precisamente en el partido ante la selección de Beckham. A Luis le toca elegir la pareja de Xavi en una decisión tan controvertida como la de los extremos. Prescindir del azulgrana, en cambio, parecería la peor decisión por su buen momento y por la facilidad con la que hace jugar al equipo cuando tiene jugadores por delante y por detrás. Y es que Xavi no es un media punta ni un medio centro sino que es el medio por excelencia.