Vandellòs II busca su redención
La nueva dirección de las nucleares catalanas quiere mejorar su seguridad e imagen tras el incidente de 2004
"No puede volver a suceder algo así". El nuevo director de la central nuclear Vandellòs II, César Candás, resume así su actual trabajo: eliminar cualquier sombra de duda de que la central puede volver a generar una situación de riesgo. La corrosión provocada por el ambiente marino, acumulada durante lustros, inutilizó en agosto de 2004 parte del sistema externo de refrigeración. Eso puso en cuestión si se podía garantizar una operación fiable, admite. En otras palabras, lo que Candás sostiene es que si en ese momento Vandellòs II hubiera sufrido un incidente grave, la central no habría podido hacer frente a la situación del mismo modo que con el sistema a pleno rendimiento.
De momento, Endesa e Iberdrola, propietarias de la instalación, invertirán 50 millones de euros para construir un sistema alternativo, con agua dulce, para evitar la corrosión marina. Además, han creado un nuevo puesto, el de director adjunto de la empresa gestora de Ascó y Vandellòs (ANAV), cuyo único objetivo es la puesta en marcha y supervisión de un plan de mejora interno. "¿Por qué si un empleado ve una tubería corroída no sabe si es responsabilidad suya o de otro trabajador?", se pregunta el director adjunto de ANAV, Luis Yagüe. Él será el encargado de cambiar esta tendencia entre la plantilla, "reforzando la implicación de todos en la seguridad".
Durante la investigación del suceso, el Consejo de Seguridad Nuclear ya advirtió "problemas de gestión interna" que no especificó. Ahora, en una actitud autocrítica sin precedentes en las plantas catalanas, Yagüe asegura haber "detectado la inhibición de personas" o, lo que es lo mismo, una actitud de éste no es mi problema. Probablemente este factor explique por qué varias inspecciones externas del sistema de refrigeración fueron alertando de su progresiva corrosión desde principios de los años noventa sin que la central tomara ninguna medida al respecto.
En realidad, sí tomó una: despedir a la empresa que realizaba estas inspecciones anuales y contratar a otra, a un precio inferior, que inspeccionaba el sistema cada tres años. Éste fue uno de los hechos que llevaron al CSN a afirmar que "Vandellòs II primó los criterios económicos por encima de los de seguridad". La dirección de ANAV admite que este es el peor varapalo que puede recibir una instalación nuclear, porque pone en cuestión su razón de ser, y que buena parte del deterioro de su anteriormente prestigiosa imagen pública se debe a ello.
Por esta razón, ANAV aplicará en las tres centrales catalanas que están en funcionamiento -Ascó I y II, y Vandellòs II- un plan de mejora de gestión de la seguridad. En los próximos tres años, expertos internacionales y grupos de trabajo externos evaluarán las centrales en todos sus aspectos: materiales, equipos, personal... Este trabajo terminará en 2008 con una solicitud a la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para que acredite las mejoras.
Al margen de la seguridad, estos pasos también están encaminados a conseguir en Ascó y Vandellòs los mismos estándares de funcionamiento con los que operan las centrales en Estados Unidos, cuyo Gobierno ha permitido alargar 60 años la vida útil de las plantas atómicas. La directiva de ANAV cree que en España no van a construirse más centrales a medio plazo, aunque están esperanzados en conseguir alargar la concesión. Hoy, el horizonte está situado para las tres alrededor de 2012.
Tanto las de Ascó como Vandellòs II cerrarán en diciembre uno de sus peores años en lo que a producción se refiere. Lo será para Vandellòs, que sólo ha generado la mitad de la energía que en 2004 al estar parada prácticamente medio año. Y Ascó tan sólo ha producido el 88% de lo que podría haber generado debido a múltiples problemas en los transformadores que obligaron a colocar otros provisionales que no eran capaces de trabajar a pleno rendimiento.
ANAV asegura que invertirá una tendencia general en las plantas españolas desde 1997, la de reducir los presupuestos de mantenimiento y personal. La empresa gestora de Ascó y Vandellòs creará más puestos de trabajo para mejorar la vigilancia y el mantenimiento. Cambiará piezas si es necesario. Invertirá más. Todo para lograr su particular redención después del incidente nuclear más grave de la industria española, al menos desde 1992.
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