Los principales dirigentes del PP y seis obispos acuden a la protesta contra el Ejecutivo

Algunos metros más atrás de la pancarta principal marchaban los políticos, en una segunda cabecera. Los principales dirigentes del PP acudieron a la manifestación contra la Ley Orgánica de Educación (LOE) para que se escuchara su queja por la "desvertebración del sistema educativo". Con esta ley, dijeron los populares, España tendrá 17 sistemas educativos distintos, uno por comunidad. Allí estuvieron Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Esperanza Aguirre, Ana Botella, los ex ministros Miguel Arias Cañete, José María Michavila, y la ex de Educación, Pilar del Castillo. El líder, Mariano Rajoy, convaleciente de una operación, no pudo ir, pero su mujer, Elvira Fernández, lo hizo por él. Pilar del Castillo repetía: "Estamos todos, estamos todos aquí, porque esta es una ley que va contra todos, perjudica la calidad, la libertad y la vertebración de España". Mientras su voz se escuchaba por una potente megafonía instalada a lo largo del recorrido, una gran lona azul se levantaba como un telón izada por decenas de enormes globos amarillos: "La educación también importa", se leía en esa cortina gigante detrás de la fuente de Cibeles.

Zapatero fue el protagonista. "Zapatero ha elegido la confrontación y el enfrentamiento, y ahora los españoles se enfrentan a él", decía el secretario general del PP, Ángel Acebes. "Zapatero tendrá que mirar hoy cómo los españoles le mostramos nuestro desacuerdo", añadía la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, criticó al Gobierno por no haber atendido a su partido ni a la comunidad educativa y remarcó que una ley como esta necesita "consenso".

Entre la gente circulaba otro ex ministro, José María Michavila, con tres de sus cuatro hijos y unos amigos catalanes. "Es una ley hecha sólo desde un trozo de España y España somos muchos, se ha hecho desde los sectores más radicales", declaró Michavila. Reconoció que él no tuvo problemas para elegir el centro escolar de sus hijos, "el más cercano a casa". "Gobernar sólo para la mitad de la gente es un error y en la educación más". Entre la multitud muchas familias con sus niños, algunas monjas, profesoras que pedían al Gobierno que no eduque a sus hijos, que para eso ya estaban ellos, "que la Religión sea una asignatura como todas, que aporta mucha cultura", decía una señora, Emilia, apoyada en una valla viendo pasar a la gente. "Hemos venido a defender la educación libre y las clases de Religión, si prescindimos de Dios no hacemos nada", añadía otro manifestante.

"Entrevísteme a mí, que soy profesora", pedía una docente. "Yo no estoy aquí por la religión, sino porque queremos una ley de calidad que frene el fracaso escolar, que involucre a los padres, que forme a profesores, que les dé autoridad, que no se pueda pasar de curso con dos o tres suspensos", recitaba.

Con su hábito de monja y unas sandalias que dejaban los pies al aire libre en una tarde bien fresquita, marchaba Carmen, una maestra de un centro concertado de Madrid: "Quieren que la religión sea extraescolar y debe ser como las demás asignaturas".

La voz de los obispos no dejó de oírse en toda la tarde, pero porque la Cope, que se llevó grandes aplausos, retransmitía en directo. Los prelados, sin embargo, no quisieron hacer muchas declaraciones. Las ausencias eran más significativas que las presencias. No estuvo el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que sí acudió en la que se convocó en contra de los matrimonios gays en junio; ni el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio Cañizares, que también fue a aquella. Pero sí salió a la calle ayer el secretario general de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, que por la mañana había calificado de "inaceptable" la ley porque "no garantiza la libertad de enseñanza ni asegura que los niños se educaran como quieren sus padres". Martínez Camino se mostró receloso con la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y pidió al Estado un compromiso para sostener a la Iglesia. "El Gobierno ya ha dicho que no está en sus planes modificar los acuerdos Iglesia-Estado", recordó. En la manifestación le acompañaban los obispos de Granada, Javier Martínez; de Jaca, Jesús Sanz; de Tarazona, Demetrio Fernández; y de Murcia, Juan Antonio Rey. Y dos obispos auxiliares, el de Madrid, Fidel Herráez, y el de Valencia, Esteban Escudero.