Cartografía teórica de la pornografía
Se publica en francés el 'Dictionnaire de la pornographie'
Philippe Di Folco es el director de la flamante edición de Dictionnaire de la pornographie, 580 páginas de erudición teórico-erótica en la que participan lingüistas y filósofos como Julia Kristeva, escritores como Héléne Godelier, pensadores como Jean-Luc Nancy, entre otros. "La pornografía caracteriza un punto de vista y no una cosa", escribía hace treinta años Steven Marcus. Y tantas veces, en la lucha contra los censores, se ha dicho que "la pornografía está en la mirada, no en los actos". A pesar de ello, a pesar de que todo debiera estar en la cabeza del mirón, el diccionario objetiviza, inventaría las partes de cuerpo, situaciones, palabras o los objetos que transforman la estricta sexualidad en pornografía, el celo animal en deseo intelectual.
"Pubis", "lavaje", "carne", "clítoris", "onanismo" son entradas que remiten de manera directa a la sexualidad mientras que otras pueden hacerlo desde una perspectiva más reflexiva, como son las consideraciones entorno a la "tiranía del coito" o la "post-pornografía". El francés, idioma de la sexualidad durante muchos años, comparte ahora protagonismo con el inglés, que aporta variantes ligadas a lo que podría ser el sexo "fordista", en cadena, como es el término "Gang bang", o expresiones como "fist-fucking" que le dan un tono impersonal al "aquí te pillo, aquí te mato" de nuestro castizo machismo. De pronto el idioma francés referido al sexo aparece extrañamente poético, digno de damas que mantienen una idea muy literaria de la perversión o de caballeros que obtienen su momento de gloria más con la lengua y la palabra que con los ritmos del bajo vientre. No es extraño que una de la mejores entradas o voces, al menos según el crítico Patrick Kéchichian, sea obra de Jean-Luc Nancy y esté dedicada a las "Exclamaciones". Es un universo en el que se entremezclan el lenguaje figurado, los fantasmas y la cruda descripción para desembocar en poesía jadeante.
El voluminoso y atractivo diccionario es, según su director, "una cartografía de la pornografía", que no es lo mismo que un mapa del cuerpo humano sino de la totalidad de sus deseos: "La pornografía es inseparable de un deseo de enseñarlo todo al que corresponde simétricamente el deseo de verlo todo". Eso, a veces, nos lleva muy lejos, porque el mapa del deseo remite a relieves particulares según sea la latitud.
Si el concepto admite múltiples definiciones, el diccionario prefiere privilegiar las derivadas de un saber empírico, práctico, que suma experiencias y comportamientos. La pornografía aparece como "la práctica estudiable" de un "objeto que puede ponerse en cuestión": todo el mundo sabe a qué se refiere pero cada cual considera de manera distinta ese qué. "La pornografía se alimenta de todas nuestras contradicciones respecto a ella", dice Di Folco, que sabe de la imposible reconciliación de quiénes sólo quieren constatar y quiénes se sitúan en la esfera de la moral, algo que nos devuelve a la etimología griega de la palabra, que suma la "prostitución o el libertinaje" a la "escritura".
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