De Neptuno a Alcalá
El arzobispado de Madrid, que ha heredado la santa cólera del Moisés que estampó contra unas rocas en el Sinaí las antiguas Tablas de la Ley Educativa dictadas por Yavhé, ha convocado a los fieles cristianos a través de los púlpitos parroquiales para manifestarse hoy en la calle contra la LOE. La Ley Orgánica de Educación, que ha elaborado el Gobierno y que ya se está debatiendo en el Congreso, hace sufrir al arzobispado y a la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa). Ya antes de las hogueras de San Juan, que se celebran a finales de junio, un mes también turbulento, según cuenta Jaime Gil de Biedma en su poema Días del mes de junio, la Concapa ya auguró que habría en otoño sonadas manifestaciones para protestar contra la nueva ley educativa. También Pablo Neruda, con el don adivinatorio de los poetas, parece que ya intuía esta manifestación de hoy cuando escribió: "Un otoño negro ha llegado". La Concapa opina que la LOE ataca la libertad de los padres a elegir centro de enseñanza y, además, la asignatura de religión, según dice, sale muy mal parada. Y reclama un modelo de educación como el que propuso el PP en la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) y que se aprobó en la pasada legislatura.
Esta ley la paralizó el Gobierno de Rodríguez Zapatero cuando llegó al poder. La ley del PP dictaba la obligación de estudiar religión confesional o una asignatura alternativa: Hecho Religioso. Gente de torva entraña acusa a la Iglesia de conservadurismo y de misoginia. Refutemos estas falsas acusaciones. La refutación del conservadurismo se impone por el itinerario mismo de la manifestación. ¿Dónde comienza la manifestación?: en la plaza de Neptuno. ¿Quién era Neptuno? Un dios pagano, que gobernaba las aguas y al que no estaría de más encomendarse ahora porque conjuraba la sequía. ¿Puede haber mejor prueba de la tolerancia de los organizadores? La manifestación podía muy bien haber comenzado en cualquiera de las decenas de calles madrileñas dedicadas a la Virgen -abundan, sobre todo en el barrio de Prosperidad- o a los santos: la calle de la Virgen de África, la de la Virgen de la Encina, la de la Virgen de Lourdes, o la de la Virgen del Rocío, que, además, nos vuelve a llevar al Neruda que escribió aquello de: "Y el verso cae al alma como al pasto el rocío", que hay que recitar a ver si llueve.
Y de misoginia acusó a la Iglesia incluso la genial y católica Concepción Arenal, una de las figuras más insignes de nuestra historia, cuando hizo la observación de que la doctrina católica venera en el más alto grado a la Virgen y a las santas, pero niega todos los derechos a las mujeres católicas en la tierra, a las que reduce a los servicios de recoger la mesa, como esas bondadosas monjas a las que vimos recogiendo las tazas de los cafés de los cardenales en el último cónclave mientras ellos dedicaban íntegramente su tiempo a la alta política de la elección del futuro pontífice. ¿Que la Iglesia es misógina?: he ahí otra falsedad. Y la mejor prueba es que a sus manifestaciones también asisten mujeres. Pero pongamos, por favor, un poco de música gregoriana -y, en consecuencia, bien alejada del sexo, drogas y rock and roll, que desata todo tipo de delirios- para serenar nuestros ánimos. Esta madrugada, y con esta intención de serenidad, asistí en el Palacio de Deportes a la presentación de la magnífica revista Matador, una presentación amenizada, entre otros cantantes, por Jaime Urrutia -el genio de Gabinete Caligari-, que es quizá el único cantante del mundo que ha estudiado... ¡filología semítica!, o sea, la filología de la Biblia.
Y ¿qué van a hacer la Concapa y las restantes asociaciones que convocan la manifestación allá a las siete o a las ocho de la tarde cuando acabe el festejo? Lo ignoro, pero me imagino que seguirán instruyéndose. A una auténtica lección de arte y de historia se asiste, por cierto, en la representación de La caricia de Dios. Ruanda 1994 en la sala El Canto de la Cabra, que tiene su sede en el corazón del barrio de Chueca. Esta espléndida obra es de Francesca Zanni y Paolo de Vita y está basada en el libro Instrucciones para un genocidio, de Daniele Scaglione. La obra es una producción de la magnífica Companya Hongaresa de Teatres, fundada en Sagunto en 1995 por Lola López, Paco Zarzoso y Lluísa Cunillé. La obra, dirigida por Lola López, cuenta el genocidio en el que murieron en Ruanda un millón de personas. ¡Ay, se me ha volado al cielo el nombre del magnífico actor del monólogo!
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