El Salón del Libro barcelonés abre con ambición pero escasa presencia extranjera

La inauguración del I Salón del Libro de Barcelona, que se celebra desde ayer en el recinto ferial de Montjuïc, estuvo llena de contrastes. Las autoridades que acudieron al acto de apertura subrayaron la ambición del nuevo evento: convertirse en un referente internacional. No obstante, la presencia de editoriales foráneas en esta primera entrega es escasa y se reduce a una nutrida representación andorrana y a la presencia testimonial de Francia.

El optimismo institucional marcó ayer la apertura del I Salón del Libro de Barcelona, que se desarrollará en el palacio número 1 del recinto ferial de Montjuïc hasta el domingo. En el acto de inauguración intervinieron la consejera de Cultura de la Generalitat, Caterina Mieras; el alcade de Barcelona, Joan Clos; el ministro de Asuntos Exteriores, Cultura y Cooperación del Gobierno de Andorra, Juli Minoves; el presidente del Gremio de Editores de Cataluña -entidad que organiza el encuentro junto con el Gremio de Libreros de Barcelona y Cataluña-, Josep Maria de la Bellacasa, y el director del salón, Manuel Sanglas. Sus discursos rivalizaron en entusiasmo. "El Salón del Libro nace con la voluntad de convertirse en un referente internacional, a la altura de los de París, Turín y Bruselas", afirmó Mieras, quien se felicitó de que Barcelona añada a la fiesta de Sant Jordi un nuevo acontecimiento literario de "gran ambición". La consejera deseó, además, que la cita refleje un avance del trabajo que se está realizando para la Feria de Francfort de 2007, edición que tendrá a Cataluña como invitada de honor.

El programa del salón incluye más de 400 actividades, que comprenden exposiciones, debates, presentaciones de novedades editoriales y talleres dirigidos al público infantil. En su primera edición, los organizadores prevén que reciba 70.000 visitantes. La cita se orienta a los lectores y no al sector especializado. Los que se paseaban ayer por el recinto, que ocupa más de 13.000 metros cuadrados, eran sobre todo escolares. Como el principal objetivo es promover la lectura, el público tiene a su disposición un fondo editorial de 200.000 libros, con los que se quiere ofrecer una selección representativa de los 236 sellos editoriales presentes en el acontecimiento. A pesar de las buenas intenciones mencionadas, la presencia de editoriales extranjeras es minoritaria en esta primera edición. Sólo Andorra está representada en sus expositores. Por el contrario, la participación de Francia es casi testimonial, ya que se reduce al sello María Desatadora de Nudos, especializado en obras religiosas y de teología. El resto son editoriales españolas, en su mayoría autóctonas, con ausencias notables, como la de Tusquets.

Por su parte, Clos subrayó el peso de los sellos catalanes en el sector editorial español y anunció que la oferta del salón se ampliará en próximas ediciones con la presencia de editores del norte de África. Sin ánimo de quebrar la satisfacción general, De la Bellacasa fue el único que recordó algunas de las dificultades que encaran los libreros. Así, lamentó que las librerías pequeñas se vean obligadas a cerrar por las campañas de reutilización de los libros de texto emprendidas en centenares de colegios catalanes, la "vulneración del precio fijo" y la aplicación habitual de descuentos "excesivos" en los grandes centros comerciales.

El Salón del Libro, cuyo presupuesto asciende a un millón de euros, sustituye a la vetusta feria que se celebraba en el paseo de Gràcia de Barcelona. El modelo elegido es sencillo: el recinto de Montjuïc se convierte durante unos días en una gran librería con el objetivo de fomentar la lectura. Algunos libreros y editores ya avanzaron sus dudas sobre el éxito de la convocatoria. En privado, se preguntaban por qué alguien iba a pagar dos euros, el precio de la entrada, para comprar libros que se pueden adquirir en los puntos de venta habituales.

Paul Preston, Gilles Lipovetsky, Bernardo Atxaga, Empar Moliner, Luis Eduardo Aute, Jorge Herralde, Jaume Vallcorba y varios jugadores del Barça y del Espanyol son algunos de los escritores, artistas, editores y deportistas que participarán en actos del salón. Sin duda, los debates conforman la parte más atractiva del encuentro para el público. Eso sí, la organización tuvo que afrontar tempranamente las primeras bajas. Por problemas ténicos se ha tenido que anular, por ejemplo, la conferencia vía satélite que iba a dar el escritor José Saramago. Finalmente, tampoco podrá acudir el cantante Manu Chao.