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Francia recurre al toque de queda para frenar la revuelta

Un jubilado muere en París por los golpes de un joven que participaba en la quema de coches

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, anunció anoche en televisión que a partir de hoy se autorizará a los prefectos, equivalentes a los delegados del Gobierno en España, a instaurar el toque de queda para luchar contra los disturbios que sacuden Francia desde hace 12 días.

En virtud de una ley de 1955, los prefectos tendrán libertad para imponer en sus departamentos las condiciones del toque de queda que crean necesarias. Un alcalde de una localidad al norte de París se anticipó al Gobierno y ya aplicó ayer la medida en su municipio.

De Villepin reconoció que los franceses de origen magrebí o subsahariano sufren discriminación racial, sobre todo en el mercado laboral, pero culpó de los desórdenes a "redes criminales y bandas de jóvenes".

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El primer ministro anunció también la movilización de 1.500 reservistas de la policía, que se unirán a los 9.500 agentes que trabajan sobre el terreno, pero descartó recurrir al Ejército para imponer el orden. "No estamos aún ahí", afirmó De Villepin, quien expresó su apoyo a las patrullas ciudadanas creadas en los últimos días en los barrios para disuadir a los violentos.

Entre tanto, la revuelta se cobró ayer su primera víctima mortal. Jean-Jacques Le Chenadec, antiguo trabajador de Peugeot, de 61 años y ya jubilado, falleció ayer en el hospital de Stains, localidad de las afueras de París. Se encontraba en coma desde el pasado viernes, cuando recibió una brutal paliza. Según la policía, Le Chenadec salió de su casa para apagar un fuego en un contenedor y un joven que participaba en el incendio de coches le atacó sin mediar palabra. Su viuda dijo ayer: "Espero que ahora los franceses reaccionen".

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