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Reportaje:

Tintín en Martorell

Concurrido encuentro de 'fans' del aventurero personaje de Hergé

Los seguidores de las aventuras de Tintín, el personaje que creó el dibujante belga Hergé a finales de la década de 1920, se congregaron durante todo el día de ayer en Martorell en el primer encuentro celebrado en Cataluña. La asociación Tintincat, creada hace dos años, organizó una jornada con actuaciones musicales y de animación, exposiciones y abierta al intercambio de todo tipo de objetos de coleccionismo que espera repetir cada año en un punto distinto del territorio catalán.

Mientras los coleccionistas intercambiaban postales, pins y muñecos, en el patio del centro cultural L'Enrajolada sonaba la música de la banda L'aventura de Castafiore, nombre de evocaciones tintineras. Sus componentes, vestidos de marineros, habían ensayado algunas piezas para la ocasión. Entre ellas, varias canciones que el capitán Hadock entonaba en sus borracheras. En la sala de exposiciones se podían observar dibujos en blanco y negro que el autor realizó para la prensa entre 1929 y 1941. Los libros de Tintín en color no empezaron a editarse hasta 1945. Según el secretario de Tintincat, Josep Sucarrats, "en Cataluña Tintín tiene muchos seguidores" desde que en 1964 se tradujo al catalán el primer libro, La joia de Castafiore. "Era algo muy diferente a Roberto Alcázar y Pedrín y otros cómics de la época. Tintín era una ventana al mundo: para un niño de los años sesenta tener uno entre las manos suponía, por ejemplo, poder desplazarse a Perú y tener referencias sobre la cultura inca". Su lectura, comentó, "ha despertado muchos espíritus viajeros".

Pascal Guillén, de 37 años, se sabe todas las historietas hasta el punto de que, cuando le enseñan una viñeta, identifica el libro al que pertenece. Los leyó y releyó en francés y catalán. Cuando al fin los aborreció, entraron en competición con los de Astérix y Obélix. Sin embargo, para Guillén los primeros eran especiales porque le transmitieron "conocimientos de países y culturas distintos". Ahora prevé recuperar su vieja colección para que su hijo, que nacerá pronto, "tenga también esta base cultural".

Javier Sarrias, de 72 años, empezó a leerlos a los 10. De mayor se convirtió en librero. Actualmente jubilado, recuerda que en su tienda nunca faltaron los volúmenes de Tintín: "Los he vendido durante 40 años. En todo ese tiempo no los dejaron de pedir". Laia, de 12 años, observaba las postales de los coleccionistas. "Me gusta Tintín por lo valiente que es", comentó. Cerca estaba Maria Dalmases, de 24 años, que lucía un bolso con ilustraciones de Tintín: "Tenía tres años cuando cogí el primer Tintín. Leía los de mi hermano y enseguida me quedé enganchada".

En un día festivo como el de ayer, también se recordó la polémica que envolvió a Hergé, a quien se llegó a considerar colaboracionista del régimen nazi. "Es cierto que no hizo nada para denunciar el nazismo y se quedó trabajando en la prensa bajo la ocupación, pero no por eso se le puede identificar con la ideología", explicaron responsables de Tintincat.

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