Hidalgos de cine
"Manolo, hazlo bien hasta los molinos porque más allá la gente no ha leído". Éste fue uno de los consejos que recibió el director Manuel Gutiérrez Aragón de uno de los productores cuando estaba inmerso en el rodaje de la serie El Quijote de Miguel Cervantes (1991). Ayer lo recordó en la mesa redonda celebrada en la Filmoteca Española en torno al Quijote y el cine, en la que también participaron la escritora Fanny Rubio, el director Manuel Oliveira, el crítico Carlos Heredero y el director artístico Félix Murcia. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, dio la bienvenida a los participantes y recordó la inspiración que Cervantes ha brindado al cine.
Manuel Oliveira habló acerca del mágico recuerdo que guarda del Quijote: "Fue la primera obra que escuché de pequeño. Nunca la he leído después, quizá para no romper el encanto. Mi tío nos la leía al final del día a mi hermano y a mí. Tenía unos enormes libros con ilustraciones de Doré. Guardo una gran simpatía por ese loco luchador, más visionario que realista. Una simpatía que se ha perpetuado en dos aspectos: el cómico y la locura, porque la vida sin locura sería extremadamente plana". Para Gutiérrez Aragón, la dificultad de adaptar al cine el Quijote no viene de su estructura -"al fin y al cabo es una novela de acción"-, sino del lenguaje. "Mi idea no era hacer una película inspirada en los personajes, siempre intenté acercarme a la novela, algo mucho más complejo". Ofreció algunos consejos a los directores que emprendan la misma tarea: "No se trata de enfrentarse a la momia de Tutankamón, al final lo importante es que los actores sepan bien el texto".
Babelia
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