De paseo con Paquito

Comenzar con Paquito D'Rivera, como ha hecho el Festival de Jazz de Madrid, es como iniciar un libro por su final: la bomba de Hiroshima y, después, lo que venga. Exuberante, grandilocuente, el cubano celebró su medio siglo de carrera levantando al público de sus asientos. Y no una vez, sino muchas.

La noche comenzó con un recuerdo a la santísima trinidad del cancionero latinoamericano -Piazzolla, Lecuona, Jobim-; siguió la brasileña Rosa Passos, una cantante que ha seducido al mundo del jazz: se entiende por qué. De ahí a la Historia de un soldado, de Igor Stravinski, en su adaptación al idioma castellano, y un homenaje a George Gershwin con Brenda Feliciano cantando Summertime a un kilómetro de distancia del micro.

Como guinda, aquellos Chicos del Jazz que en los cincuenta recorrían las calles de La Habana jugando a ser músicos de jazz interpretaron la madre de todos los schotis en versión latinojazzística: de Madrid, al cielo; y del Madrid de Paquito y sus chicos a la Bemba colorá (Celia Cruz), un paso.