Los pantanos del Ter y el Llobregat alcanzan el 40% de su capacidad
Las últimas lluvias hacen que Lleida abandone la fase de excepción
Los pantanos de las cuencas centrales de Cataluña, las que abastecen al 80% de la población, han alcanzado ya el 40% de su capacidad, lo que hace que la posibilidad de restricciones se aleje hasta la primavera. Las últimas lluvias han aportado agua para tres meses y han logrado que las comarcas de Lleida, las primeras donde se decretó el estado de excepcionalidad, ya no se vean afectadas por el mismo.
Las reservas de los pantanos siguen creciendo. Los de la cuenca del Llobregat han superado el 32% y los de la cuenca del Ter se han colocado en el 41,53%. La suma de los pantanos de las cuencas internas, las que abastecen a las comarcas litorales, han llegado ya al 39,71% de su capacidad. Esto garantiza que, incluso sin caer una sola gota entre ahora y marzo, no se producirán restricciones antes de esa fecha. Pese a todo, el Consejo de Administración de la Agencia Catalana del Agua (ACA) aprobará hoy pedir al Gobierno que prorrogue los decretos de sequía, en previsión de que la naturaleza no se comporte como sería previsible. Es decir, con nieve en invierno y lluvias en primavera.
Las últimas lluvias han tenido una segunda virtud: han suavizado la situación de las comarcas de Lleida, que fueron las primeras en entrar en fase de excepcionalidad. Ya no lo están. En pleno verano, casi toda Cataluña estuvo en fase de excepción. Ahora sólo quedan las zonas del Ter y el Llobregat. Representan el 30% del territorio, aunque en el mismo reside el 70% de la población catalana.
Jaume Solà, director de la ACA, explicó ayer que las lluvias de octubre han sido beneficiosas para las reservas, pero perjudiciales en algunos casos. En especial en el Empordà, donde se registraron concentraciones de casi 400 litros por metro cuadrado. Una cantidad que sólo se repite, de media, cada 500 años. El resultado ha sido la obstrucción de puentes y cauces y la destrucción de algunas infraestructuras. Reparar los desperfectos supondrá unos dos meses de trabajo y costará entre tres y cuatro millones de euros.
La ACA ha decidido paralizar el vaciado de Sau y sacar las barcas que intentaban reducir la colonia de peces. El resultado ha sido malo, explicó Solà. Se esperaba eliminar unas 400 toneladas de peces, pero apenas se han sacado 14 toneladas. La vegetación del fondo impide la pesca de arrastre, dijo. No obstante, en el futuro habrá que controlar los crecimientos de peces y, posiblemente, actuar para reducir su número.
El agua en barco es cara
El proyecto de Agbar de transportar agua a Barcelona en un barco tiene muchos inconvenientes, dijo ayer Jaume Solà. El primero es que estos barcos tienen un gran calado y no hubieran cabido en la dársena donde lo había previsto la empresa Aguas de Barcelona. El segundo es que la solución del barco es extrema, está pensada, explicó, para una situación en la que las reservas de los pantanos queden por debajo del 10%. Además, el agua en barco es cara. Muy cara.
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