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El marido de la cocinera de Sils asesinada ingresa en prisión

El municipio vive con sorpresa y rabia el desenlace inesperado del crimen

Nadie puede acabar de comprender en Sils (Selva) que Llorenç Morell, encargado de los adornos florales en las presentaciones del famoso colectivo gastronómico Cocineras de Sils, sea el que el 21 de julio empuñó un cuchillo de cocina para asesinar a su esposa, Consol Galcerán, miembro del colectivo. El Juzgado de Santa Coloma de Farners (Selva) ordenó ayer el ingreso en prisión de Morell, detenido el lunes por los Mossos d'Esquadra. El detenido confesó su crimen en comisaría.

Todo parece indicar que Morell, de 56 años, viajaba en el mismo vehículo que su esposa la madrugada en que fue asesinada, llevando consigo el cuchillo que supuestamente le clavó unas siete veces. El detenido ha entregado a la policía el arma homicida. El móvil del crimen podría estar relacionado con las discusiones que había generado en la pareja una supuesta relación extramatrimonial del detenido.

Todos los vecinos del municipio esperaban que la resolución del enigma llevaría la tranquilidad. El colectivo de cocineras había pensado incluso, en el caso de que la investigación llegara a buen puerto, promover algún tipo de acto para agradecer la tarea policial y homenajear a la víctima. Pero la detención del esposo de Galcerán ha supuesto un nuevo mazazo.

Xicu Anoro, coordinador del colectivo de cocineras, reconocía ayer que la implicación del marido en el crimen ha sido para todos un enorme desengaño. Entre las cocineras del colectivo, las sensaciones eran ayer de perplejidad y rabia contenida. "Es como si nos sintiéramos traicionados. La situación es muy incómoda", explicó Anoro.

Morell no era sólo el marido de una de las 106 cocineras que forman el colectivo, sino un colaborador activo que participaba en muchas de las actividades, puesto que se encargaba de la ornamentación floral de los espacios en los que las cocineras realizaban sus presentaciones. Todas las cocineras conocían al marido de Consol Galcerán. "Hubiésemos preferido que fuera un desconocido. Era un hombre siempre predispuesto a ayudar", aseguraba ayer una vecina de Sils.

El alcalde del municipio, Joaquim Rovira, participaba ayer de la sorpresa general de que el detenido haya podido aguantar tres meses sin despertar la más mínima sospecha entre sus vecinos. A pesar de reconocer que la resolución del crimen dará tranquilidad al municipio, Rovira admitió que la implicación del marido deja un "sinsabor" y una "sensación de incredulidad".

Muchos vecinos rememoraban ayer las últimas veces en que vieron al detenido: durante el emotivo entierro, en sus visitas al cementerio donde estaba enterrada su mujer o en algunos actos públicos del pueblo a los que había vuelto a participar recientemente.

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