El concepto de igualdad
Leo en su periódico estos días, en referencia al nacimiento de la heredera de los príncipes de Asturias, las siguientes declaraciones de la secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo: "El nacimiento de la heredera lleva el debate de la igualdad a la calle, a todos los aspectos de la vida social". También leo de Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer: "El que la infanta no vaya a tener ningún problema para ser reina hace normal lo que ya es normal en la sociedad". "En ese sentido, es un impulso positivo para las mujeres. Supondrá un paso adelante en la igualdad".
Es sorprendente el contenido que se da en ocasiones a conceptos abstractos, como éste de igualdad. El enfoque desde la perspectiva unidimensional del género ahoga en este caso un debate más profundo pero menos importante, a juzgar por lo que puede (no) verse en los medios de comunicación en estos días. Plantear la igualdad como un valor resulta, en principio, loable. También depende de cómo se defina esta igualdad y sobre qué parámetros. Personalmente, no creo en la igualdad absoluta, ni en el uniformismo. Sin embargo, creo que la cuestión que debería plantearse en estos días, aprovechando el acontecimiento del nacimiento de la hija de los Príncipes, es: ¿resulta compatible un sistema democrático con la institucionalización de la desigualdad que representa la monarquía hereditaria? Una prensa plural y verdaderamente democrática no debería sofocar esta cuestión entre el ruido de los fuegos de artificio.
