La ONU nombra al finlandés Martti Ahtisaari enviado en Kosovo
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, designó ayer al ex presidente finlandés Martti Ahtisaari como la personalidad que liderará las conversaciones para la definición del estatuto final de Kosovo, la antigua provincia serbia que quedó bajo la administración provisional de la ONU tras el fin de la intervención militar de la OTAN, en junio de 1999. Annan ya anticipó su intención de designar a Ahtisaari como el enviado especial de la ONU días atrás. Ayer lo formalizó en una carta enviada al Consejo de Seguridad.
Martti Ahtisaari servía hasta la fecha como enviado especial en las crisis humanitarias que azotan los países del Cuerno de África, cargo que cesa con carácter inmediato. Sus dotes diplomáticas son reconocidas en todo el mundo, lo que le llevó a ser propuesto dos veces al premio Nobel de la Paz. Ahora tendrá la difícil tarea de conciliar las posiciones enfrentadas de serbios y albaneses sobre el futuro político de Kosovo, que está a riesgo por la persistencia de la violencia, los problemas económicos y la frustración.
Los kosovares de origen albanés -el 90% de la población de la provincia- piden la independencia, mientras que los de origen serbio se niegan a aceptar un alto grado de autonomía de la que fuera una de las provincias dependientes de Belgrado antes de la intervención de la OTAN en marco de 1999. Junto a Ahtisaari estará el diplomático austriaco Albert Rohan. Ambos tendrán como misión ayudar a las partes a entablar un diálogo directo, para que decidan si se avanza hacia la autonomía o la independencia.
Ahtisaari se coordinará a su vez con el representante especial de la misión de la ONU para Kosovo (UNMIK), el sueco Soren Jessen-Petersen, para garantizar el cumplimiento de las condiciones impuestas por la comunidad internacional, y deberá informar con regularidad del estado de las negociaciones ante el Consejo de Seguridad y al "grupo de contacto" (EE UU, Rusia, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia).
La ONU considera que un Kosovo multiétnico y democrático debería reforzar la estabilidad en la región. Por eso, y ante el riesgo de que el statu quo lleve al descarrilamiento del proceso político, el Consejo de Seguridad respaldaba la semana pasada la apertura de las negociaciones para definir el estatuto definitivo de Kosovo, un paso que se calificó de "histórico".
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