India y Pakistán se reafirman en el proceso de paz a pesar del atentado
Los Gobiernos de India y Pakistán están dispuestos a impedir que los atentados de Nueva Delhi, que el pasado sábado causaron 62 muertos y cuya autoría se achaca a islamistas paquistaníes, descarrilen el lento proceso de paz que ambos países iniciaron en 2004 para solucionar el conflicto de la región de Cachemira. El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, telefoneó ayer al primer ministro indio, Manhoman Singh, para expresarle sus condolencias y ofrecerle su "inequívoca colaboración" en la búsqueda de los terroristas. Previamente, Singh había expresado su malestar ante las pistas que apuntaban a "vínculos exteriores" de los terroristas y había pedido a Musharraf que "honrase su promesa" de terminar con el terrorismo transfronterizo.
Las autoridades indias creen que detrás de las tres bombas que sembraron el terror en Nueva Delhi se encuentra Lashkar-e-Taiba (Ejército de la Pureza), un grupo de origen paquistaní que pretende la independencia de la parte india de Cachemira o su anexión a Pakistán. El objetivo de los atentados sería, precisamente, torpedear el diálogo entre India, mayoritariamente hindú, y Pakistán, de credo musulmán, ambos potencias nucleares y enfrentados desde 1947 por el control de Cachemira, motivo de dos guerras y que estuvo a punto de provocar un nuevo enfrentamiento bélico en 2002.
Una portavoz del Ministerio de Exteriores de Pakistán señaló, sin embargo, que su Gobierno no tenía ningún indicio de que hubiera grupos paquistaníes implicados en los ataques. "En tanto [India] no comparta las pruebas con nosotros, no podemos aceptar esa denuncia".
En cualquier caso, portavoces oficiales de los dos Gobiernos han insistido en su voluntad de continuar el diálogo y la cooperación, acrecentada por lo demás después del terremoto que asoló el norte de Pakistán hace tres semanas. El domingo, ambos países abrieron la línea de control de Cachemira -una frontera de facto- para facilitar el acceso de los equipos de ayuda a las víctimas del terremoto.
Redadas en Nueva Delhi
Mientras tanto, la policía india ha llevado a cabo redadas y registros en hoteles y pensiones de Nueva Delhi, y el ministro del Interior, Shivraj Patil, dijo ayer que habían recabado "mucha información", pero no quiso dar detalles.
Los ecos de las tres bombas no se han apagado en Nueva Delhi. Decenas de personas siguen recorriendo las morgues en busca de familiares, y una docena de cuerpos, la mayoría irreconocibles, permanecen en un hospital sin que nadie los reclame.
Las fuerzas de seguridad, además, han multiplicado su presencia en las calles ante la celebración, hoy, del Diwali, la principal festividad hindú. El viernes finaliza el Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes. Las autoridades indias han pedido a la población que permanezca alerta y denuncie cualquier maniobra sospechosa.
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