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Siria lanza una campaña diplomática para evitar las sanciones de la ONU

El Consejo de Seguridad aumentará hoy la presión sobre Damasco por el 'caso Hariri'

En vísperas de la reunión del Consejo de Seguridad, que hoy estudiará posibles sanciones a Siria, el régimen de Damasco ha iniciado una ofensiva diplomática para ganarse el apoyo de los países del golfo Pérsico. El presidente sirio, Bashar al Assad, ha ordenado una investigación interna sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, que murió el 14 de febrero junto a otras 22 personas en un atentado cometido en Beirut.

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La ofensiva de Al Assad parece que llega tarde y destinada más bien al consumo interno; difícilmente variará demasiado el escenario. Lo que se va a tratar en la reunión del Consejo de Seguridad es la escasa cooperación siria en la investigación del comité internacional que dirige el fiscal alemán Detlev Mehlis. En el borrador del texto de resolución se acogen con "extrema preocupación" las revelaciones del comité, que apuntan a la pista siria, y exige a Damasco una cooperación plena y sin condiciones con los investigadores para que se conozca toda la verdad sobre los preparativos y ejecución del atentado.

En la reunión de hoy participará, entre otros, el ministro francés de Exteriores, Philippe Douste Blazy. Su homólogo sirio, Farouk al Shara, partió ayer de Damasco en dirección a Nueva York, donde además tiene previsto un encuentro con el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Siria quiere aplacar la presión de EE UU, Francia y Reino Unido, y explicar su posición respecto al asesinato de Hariri. Rusia, principal aliado de Siria en el Consejo, manda a la reunión a su ministro de Exteriores, Sergey Lavrov. Washington, París y Londres quieren aplicar sanciones a Damasco si no coopera plenamente y sin condiciones con el equipo de investigadores que dirige el fiscal Mehlis.

El texto que está sobre la mesa contempla que todos los países tomen las medidas necesarias para prevenir la entrada o el tránsito en su territorio de los individuos sospechosos de estar relacionados con el crimen. Además, se pide que se les congelen los activos financieros o de entidades controladas por los sospechosos.

La resolución, que fue negociada durante toda la semana, añade que cualquier involucración de Siria en este acto criminal constituirá una "seria violación" de sus obligaciones en el ámbito de las resoluciones adoptadas en la ONU en la lucha contra el terrorismo.

Moscú pide calma

Moscú, sin embargo, se opone a que se opte en este momento por la mano dura y advierte de que conclusiones precipitadas sobre el asesinato de Hariri pueden crear una tensión adicional en la región. Es más, Lavrov dejó claro que una vez que las conclusiones de la investigación estén entregadas a las autoridades judiciales libanesas, "sólo un tribunal puede determinar quién es el culpable".

El último informe del comité señala al servicio de inteligencia sirio por estar detrás del atentando contra Hariri, que según el mismo documento se ejecutó en tándem de los servicios de seguridad libaneses, dependientes de Damasco. Además, acusa a Siria de obstaculizar los trabajos de Mehlis. El Ejecutivo sirio lo niega y considera las acusaciones una farsa motivada por intereses políticos.

El viceministro sirio de Exteriores, Walid al Mualen, viajó en la noche del sábado a Arabia Saudí para convencer a las autoridades del reino que su país colabora en la investigación. En Riad, el diplomático entregó al rey de Arabia Saudí, Abdalá, una carta del mandatario sirio en la que pedía el apoyo explícito del reino saudí, uno de los principales aliados políticos de Estados Unidos en la región.

El viaje de Al Mualen, que el domingo prosiguió por otros Estados del golfo Pérsico, tiene como objetivo evitar que prospere hoy en el Consejo de Seguridad el proyecto de resolución punitiva que preparan Washington y Francia.

Los diputados sirios, durante la sesión dedicada a analizar el informe de la ONU el pasado martes.
Los diputados sirios, durante la sesión dedicada a analizar el informe de la ONU el pasado martes.EFE

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