El Milan frena en seco a 'la Juve'

El Milan puso fin a la histórica racha victoriosa de la Juve en la Liga italiana al golear al equipo entrenado por Fabio Capello, -que sufrió así su primera derrota en 10 partidos de Liga- siguiendo su propia receta: mucha garra y bastante músculo. Al poco de comenzar el partido, Gattuso, centrocampista del Milan, robó en falta un balón al francés Vieira, disparó y mandó el balón al palo. No valió. El arbitro lo anuló. Pero Gattuso, desbocado y con los ojos desorbitados, se dirigió al árbitro, le gritó, protestó y le agarró de la pechera. Quería pelea. Con quien fuera. Su equipo captó el mensaje: luchó, fue al cuerpo a cuerpo y derrotó a una Juve que se quedó perdida en la batalla, enzarzada en las protestas, sin acordarse de mirar a la portería contraria. Simplemente, había salido dormida a San Siro. Tanto que concedió tres goles sólo en el primer tiempo, uno más que en los nueve partidos anteriores.

Huérfano de Shevchenko, lesionado, el Milan saltó al campo con Gilardino y Kaká como titulares. Su misión: aprovechar los pases del ingenioso Pirlo para probar a Chimenti, un portero inseguro y de manos blandas, tembloroso, el tercer meta de la Juve al fin y al cabo. No hizo falta que se sacaran trucos extraordinarios de la chistera. Primero Seedorf marcó ayudado por un extraño del balón. Luego Kaká, inconstante y genial, provocó una falta y se fue al corazón del área a esperar un pase imposible, capaz de sortear a la defensa más ferrea de Italia, al grupo de zapadores que forman Cannavaro, Thuram y Camoranesi. Pero el balón imposible llegó, limpio, manso y sin oposición. Kaká, un chico educado, agradecido, marcó solo desde el punto de penalti y mató el partido.

Entonces llegó el descanso. Una oportunidad, debió pensar Capello, para reordenar el equipo, refrescar ideas y lanzarse por el partido. Quedaban 45 minutos para la remontada. Hubiera dado igual que fueran varias horas. El Milan vivió la segunda parte metido en la trinchera, comandado por Gattuso y encantado de que todo siguiera igual, con los jugadores por el suelo, abrazados en las áreas y revolcándose entre protestas. Hubo una y mil escaramuzas. Protestas continuas. Tanganas y lanzamiento de botellas desde la grada. Gattuso sonreía. Su receta tuvo premio: el Milan se coloca a dos puntos de la Juve.