Luz Casal recopila en un doble álbum 25 años de carrera

Veinticinco años de carrera y 11 discos dan para mucho. Para encadenar, por ejemplo, éxitos rockeros y baladas desgarradas sin que chirríen. Luz Casal sacó ayer al mercado su recopilatorio Pequeños, medianos y grandes éxitos, que echan la vista atrás hasta el primer sencillo, El ascensor, en plena movida madrileña. Hoy inicia en Málaga los actos que celebran el 124º aniversario del nacimiento de Picasso con un concierto gratuito en pleno centro.

"Desde sentimientos intensos hasta los más frívolos. En estas 30 canciones se reflejan todos mis estados de ánimo posibles, que son muchos", apunta la cantante gallega, cuya última apuesta, Sencilla alegría, desprendía sutiles brotes flamencos. En este recopilatorio el amplio recorrido da cuenta de su versátil carrera: ritmos acelerados con Rufino, combinados con medios tiempos en No me importa nada, y baladas penetrantes como Piensa en mí, que 14 años después remozan su verso tu párvula boca.

El recopilatorio es un álbum doble que incluye 30 canciones de cadencias laboriosas. "Un reflejo de cada disco, con ambientes crecientes y decrecientes", explica Luz Casal, quien justifica que "para una cantante en activo, un recopilatorio no es una idea propia, pero una vez que aceptas, la defiendes porque son canciones que son mi propia vida".

La cantante luce mirada reposada y grandes perlas, enormes gafas de sol -imprescindibles aún en octubre en Málaga-, chaqueta de terciopelo, blusa de seda azul y gasta voz pastosa. Con despreocupación, se empeña en quitar hierro a su veteranía de cinco lustros sobre los escenarios. "La ironía es necesaria, porque si no acabas por mirarte el ombligo. Eso sí, aún no tengo la distancia suficiente para decir si tal disco fue un horror o el otro salió magnífico", se excusó.

La artista, que comienza el 1 de noviembre una gira por Estados Unidos y México, mantiene un gran nivel de exigencia y siempre ha buscado a los mejores músicos para sus producciones, desde Ray Cooder al Niño Josele. Después de protagonizar exitosas giras en Francia y colaborar en bandas sonoras, dice haber encontrado un equilibrio a pesar de su constante inconformismo. "Tengo la cabeza en constante ebullición, y esa permanente tensión está más que aceptada después de tantos años", confiesa.

Esta noche se sube al escenario en Málaga para celebrar el 124 cumpleaños de Picasso. Junto al guitarrista John Parsons y Tino di Geraldo a la percusión, entre otros. Y allí mezclará los ritmos rockeros con acústicos en un concierto gratuito dentro del llamado octubre picassiano, en el que quiere "emocionar en algunos casos y pegar saltos en otros". También se refirió al genio malagueño: "Con una distancia enorme, Picasso es un ejemplo para mí por los estilos diferentes con los que se atrevió, como perfecto y perseverante transgresor que fue", explicó. "Picasso me inspira el amor por una profesión por encima del éxito, prestigio, dinero y aplausos", añadió.

La intérprete repasará esta noche su carrera, pero no da pistas sobre su próxima producción. "Sólo tengo claro que los músicos irán por la línea del último. La sensación el año pasado con Javier Limón en Sencilla alegría fue muy placentera".

Celosa de su imagen, como diva de dilatada carrera, se despidió del fotógrafo comentándole con insistencia que: "Coge la mejor foto, y el resto destrúyelas, machácalas, rómpelas tú mismo", zanjó.