Luthi corre con psicóloga
El piloto suizo aspira al título de 125cc después de contratar a lo que él llama "una guía"
Ya coronados Valentino Rossi y Dani Pedrosa como reyes en MotoGP y 250cc, el único título aún en disputa a falta de dos carreras para acabar la temporada es el menor, el de 125cc. Rossi ha impuesto su implacable ley en la cilindrada máxima y Pedrosa renovó el campeonato de dos y medio el pasado domingo en Phillip Island. Ambos han defendido su territorio a la perfección, circunstancia que no se ha producido en la cilindrada pequeña después del salto al cuarto de litro del vigente campeón, Andrea Dovizioso, de Casey Stoner, Héctor Barberá y Jorge Lorenzo.
Muy al contrario de lo que se adivinaba al inicio de curso, las motos menores han deparado carreras de gran belleza, no exentas de reyertas con los carenados de las monturas en contacto entre sí la mayor parte de las veces. La igualdad entre los jóvenes pilotos ha sido la tónica en un año en que la clasificación ha tenido siete líderes. La competencia ha sido tal que hasta ahora el vencedor anterior no ha repetido triunfo en la siguiente carrera durante 53 pruebas. Lo consiguió por última vez el francés Arnaud Vincent, ganador en Donington Park (Inglaterra) y Sachsenring (Alemania) en 2002, cuando fue campeón del mundo.
Hoy, en el novedoso Istanbul Park, el suizo Thomas Luthi y el finlandés Mika Kallio se disputarán el triunfo parcial y total. Los 224 puntos que suma Luthi (Honda), 12 más que Kallio (KTM), le dan una posición de ventaja, ratificada por la pole-position.
Luthi cuenta desde hace unos meses con el apoyo de la psicóloga Marlies Bernhard, "mi guía", como a él le gusta que la llamen. "Me ayuda a tomar decisiones", explica Luthi, sorprendido por la regularidad alcanzada con la llegada de su asesora, suiza como el piloto. "No me gusta que la llamen psicóloga, porque yo no tengo ningún problema", matiza el suizo, ganador de cuatro carreras.
El Mundial está al rojo vivo y la flecha naranja del finlandés Kallio aprieta. "Marlies me da confianza. Me echa un cable cuando debo relajarme y estudiar las cosas; sobre todo eso, me ayuda a analizar la situación para optar por la mejor alternativa", abunda Luthi, de 19 años, con cara de travieso. El suizo ha cambiado mucho en poco tiempo. Nada tiene que ver ya con el piloto agresivo y obsesionado de la temporada pasada, en la que sólo acabó cuatro carreras. "Antes sólo le daba al mango", asevera, "ahora me lo tomo todo con más calma. Si las cosas no van bien, analizo y trato de progresar".
Luthi podría convertirse en el primer suizo campeón del mundo desde que en 1966 lo consiguiera Luigi Taveri. Para lograrlo deberá cruzar la meta primero y que Kallio no termine entre los cinco primeros; o acabar segundo y que el finlandés no lo haga entre los 10 primeros; o subir al podio y que Kallio no sume más de un punto.
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