El nuevo paisajismo catalán
El terreno de actividad de la arquitectura se está transformando y uno de los frentes más innovadores es el del proyecto del paisaje dentro de los objetivos de la sostenibilidad. Para afrontar estos cambios, la arquitectura catalana está bien posicionada, como lo están los arquitectos paisajistas franceses y holandeses, que se sitúan a la vanguardia de la teoría y del proyecto sobre el espacio público, y como llevan tiempo estándolo los paisajistas brasileños, argentinos y norteamericanos, creadores que intervienen en un continente reserva de la naturaleza.
Si observamos lo que realizan las jóvenes arquitectos, tal como se publica en el número 34 de la revista Nexus, titulada 'Quo vadis, Sánchez?' y dedicada al estado de la cuestión de la cultura catalana, comprobaremos que equipos como Prats-Flores, Alday-Jover, Blancafort-Reus, Capdeferro-Bosch y muchos otros realizan obras de tamaño pequeño y medio, que se diluyen en el entorno, que se adaptan al lugar, que dialogan con el contexto, que intentan enriquecer las cualidades del medio, que se despliegan en estrategias y que emocionan con los mínimos recursos.
Crece en la arquitectura catalana un nuevo interés por el paisajismo, principalmente entre las mujeres
La opción que el urbanismo democrático ha hecho a favor de los espacios públicos y los parques ha potenciado la generación de nuevas maneras de abordar el paisaje, libres y creativas, que recuperan el hilo que se había perdido después de Nicolau Maria Rubió i Tudurí.
Y aunque parezca paradójico, este surgimiento del nuevo paisajismo catalán es una reacción a la destrucción sistemática de la geografía catalana y al consumo desproporcionado de territorio con las autopistas, las urbanizaciones, las casas adosadas, los ensanches sin equipamientos, los campos de golf y los resorts: un paisaje consumido y abandonado según un proceso que se ha producido aún más en estos años de democracia que en la época del desarrollismo franquista.
Es destacable que han sido las últimas generaciones, especialmente mujeres, las que han configurado este nuevo paisajismo catalán, empezando por la voluntad teorizadora de la arquitecta Rosa Barba; una capacidad de agrupar que ha continuado Jordi Bellmunt, con la Bienal Europea del Paisaje y la dirección de la Licenciatura de Paisajismo en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, y con intervenciones de un amplio equipo formado, entre otros, por las arquitectas Sara Bartomeus, Anna Renau y Maria Goula, y por la bióloga Anna Zahonero.
Son muchos los equipos que se dedican especialmente al paisajismo, como Enric Batlle y Joan Roig, como Beth Galí o como Carme Fiol y Andreu Arriola, que han proyectado el Parc Central de Nou Barris (1997-2004), sobre el que se acaba de publicar la monografía Barcelona perifèria cubista (2005). Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta, recientes premios nacionales de arquitectura, tienen dos intervenciones modélicas en el paisaje de Olot: el estadio de atletismo Tussols-Basil (1991-2002) y el parque de los Volcanes (2003).
Entre las arquitectas paisajistas destacan Bet Figueras, que estudió arquitectura del paisaje en Berkeley y Edimburgo, y ha trabajado en colaboración con numerosos despachos de arquitectos, siendo el proyecto más premiado el Jardín Botánico de Barcelona (1989-1999), realizado con Carlos Ferrater y Josep Lluís Canosa. En su despacho se han formado más mujeres paisajistas y su trabajo se sitúa en una voluntad pluridisciplinar de hacer un diseño muy cuidado y adaptado al entorno. Entre otras muchas obras, la ingeniera agrícola y paisajista Teresa Galí-Izard ha intervenido en colaboración con Batlle y Roig en la recuperación paisajística del depósito controlado de residuos en La Vall d'en Joan,en Begues, en el parque natural del Garraf (2001-2003). La arquitecta y diseñadora de joyas Imma Jansana proyecta con la voluntad de restituir protagonismo a la naturaleza y ha hecho una serie modélica de intervenciones en espacios naturales del delta del Llobregat y en el paseo marítimo de Gavà, unas dunas en movimiento en sintonía con las teorías del jardín planetario de Gilles Clément. Y Maria Isabel Bennassar, trabajando en la Dirección de Servicios del Espacio Público de la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana de Barcelona, ha proyectado, entre otros, el parque lineal Riera Canyadó en Badalona (1997-1999), con el que se articulan y cualifican los límites del barrio de la Morera, y la ordenación del Torrent d'en Farré (2004), con el que se unen diversas áreas de Esplugues de Llobregat aisladas hasta ahora por vías de tráfico y desniveles.
A menudo, cuando se convocan bienales y premios de arquitectura cuesta encontrar muy buenas obras de interiorismo, de casas unifamiliares o de viviendas colectivas de promoción privada, pero siempre se presenta un repertorio altamente cualificado de parques y espacios públicos recién terminados. La calidad de este nuevo paisajismo caracteriza la arquitectura catalana actual. Estas intervenciones que proyectan en el vacío, que definen los espacios entre edificios, que cosen los intersticios, que establecen corredores verdes, que articulan los barrios con espacios públicos, que rehacen frentes marítimos y que convierten ejes fluviales, como el del Besòs, en magníficos parques, se han convertido en emblemáticas. Ojalá sean la base para que empiece a consolidarse la recuperación de un territorio tan malversado y arrasado en las últimas décadas.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (UPC).
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