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Entrevista:HELENA MALENO | Cooperante de SOS Racismo

"Hay que seguir buscando supervivientes"

El ángel del desierto se llama Helena Maleno. Esta cooperante de SOS Racismo recorrió desde el 29 de septiembre 8.000 kilómetros en busca de los subsaharianos que las fuerzas de seguridad marroquíes deportaron desde Ceuta y Melilla al desierto fronterizo con Argelia sin agua ni comida.

Pregunta. ¿Cómo entró en relación con los inmigrantes de las cercanías de Ceuta y Melilla?

Respuesta. La primera vez que fui a Bel Younech [junto a Ceuta] me presenté con un montón de papeles. Pretendía conseguir los testimonios firmados de los deportados a través de la valla de Ceuta por la Guardia Civil. Por entonces ya tenía la sensación de que algo iba a explotar en poco tiempo.

P. ¿Cuándo se dio usted cuenta de que había que hacer algo?

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R. Después de las dos primeras muertes de Melilla pensé que a alguien se le estaba yendo de las manos la situación. Marruecos la aprovechó para hacer presión sobre Ceuta y Melilla hostigando a los inmigrantes contra la valla. Al mismo tiempo, comienzan las deportaciones a la frontera de Oujda de demandantes de asilo y residentes en Marruecos que, al volver, deciden plantearse la posibilidad de saltar. El 29 de septiembre se produce el ataque a la valla de Ceuta desde Bel Younech, aunque la gente de esos campamentos no lo tenía planeado. La víspera, aparecieron algunos subsaharianos que no vivían allí y se lanzaron hacia la alambrada. Los demás los siguieron por miedo, porque la Gendarmería los empujó a hacerlo. Todo eso ocurrió el día en que se celebró la cumbre hispano-marroquí.

P. ¿Cómo se enteró de las deportaciones al desierto?

R. Las fuerzas marroquíes comenzaron a trasladar a Oujda a detenidos cerca de Nador y en Casablanca y Rabat. Varias personas de esos grupos, algunos demandantes de asilo, me llamaron diciendo que los llevaban hacia el sur para dejarlos en el desierto. Desde esa noche hicimos turnos de 24 horas con los móviles para mantener el contacto. Con algunos no hemos vuelto a hablar. Sus compañeros dicen que están muertos.

P. ¿Cuándo decidió salir?

R. Cuando llegamos a Ain Chuater, en el desierto fronterizo con Argelia, vimos cuatro grupos de autobuses que iban hacia el sur. Los seguimos pensando que estaban organizando una deportación aún más criminal al Sáhara, porque allí hay muchos más obstáculos para que nosotros y los periodistas pudiéramos trabajar. Llegamos a Ain Chuater el día en que los estaban reagrupando para llevarse a los senegaleses y malienses hacia Oujda. Desde allí nos plantamos en Bir Gandouz

[frontera del Sáhara Occidental con Mauritania] en dos días a razón de 2.000 kilómetros al día. Ahora hay que seguir buscando supervivientes y muertos en el desierto.

P. ¿Qué quería hacer Marruecos con toda esa gente?

R. Abandonarlos en el Sáhara como los había abandonado antes en el desierto de Argelia. Está claro que pretendían implicar al Frente Polisario en todo esto.

P. ¿Cómo juzga la actuación del Gobierno español?

R. Vergonzosa. Cuando Moratinos felicitó a Rabat por su política migratoria sentí vergüenza.

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