Kike Turmix, cantante y promotor de la movida
Kike Turmix, promotor de giras y cantante de rock, falleció en su casa de Madrid, a primera hora del lunes 17, víctima de un galopante cáncer de hígado. Tenía 48 años. Instalado en Madrid a partir de 1982, Turmix fue una presencia icónica en los días de la movida y un incansable agitador cultural, aparte de recorrerse los escenarios de medio mundo al frente del grupo The Pleasure Fuckers. Como figura del underground madrileño, apareció en películas como Matador o ISI/DISI.
De verdadero nombre Enrique Vitoria, había nacido en Deva (Vizcaya) el 24 de junio de 1957. En Bilbao se convirtió a la fe del punk rock y, como un pícaro clásico, hizo lo que se le ocurrió para mantenerse y mantener su pasión. Quemó todos los puentes y llegó a Madrid al frente de una banda fugaz, N-634, que participó en los recopilatorios ¿Punk? ¿Qué punk? y Navidades radioactivas, editados ambos por el sello Dro. En la capital pronto se ganó un hueco gracias a su entusiasmo por el rock de garaje. No era la música que apreciaba lo que él llamaba la ful modernilla pero Kike se convirtió en un apóstol efectivo, que fue ganando los garitos del barrio de Malasaña para aquellos sonidos crudos. Podía trabajar para La edad de oro pero su pasión estaba con los Stooges, los Sonics, los 13th Floor Elevators, los Seeds o MC5. En su labor de evangelización le ayudó la revista Ruta 66, donde colaboró.
Siempre entusiasta, se fue haciendo amigo de Johnny Thunders, Stiv Bators, Chris Bailey, Wayne Kramer, Peter Zaremba, Joe Strummer y todo rockero de su cuerda que pasara por España. Volvió a los escenarios con The Pleasure Fuckers, estrepitosa banda formada con dos guitarristas norteamericanos, Nora Findlay y Mike Sobieski, y diversos bateristas. En sus nueve años de vida grabaron seis álbumes: Loud, lubed & live, First abortion, Supperstar, Fried cheese & pivo, Ripped to the tits,y For your pleasure.
Sus contactos internacionales fueron esenciales para desarrollar su faceta de promotor. Trajo a Hot Pants, el primer grupo de Manu Chao, y descubrió al potente movimiento del rock escandinavo: los Nomads, los Hellacopters, Turbonegro o los Backyard Babies vinieron a España de su mano.
Además, Safety Pins, su promotora de conciertos, editó discos de muchas bandas. Musicalmente, fue abriendo el abanico, reivindicando la música negra, incluyendo los exuberantes ritmos latinos de los años sesenta en Nueva York.
Su hedonismo se hizo leyenda urbana. En palabras de sus amigos, "nunca comió mal y nunca compró un mal disco"; su colección de vinilos era envidiable, le gustaba cocinar y amaba a los gatos. Hace unos años, el corazón comenzó a darle problemas y aprendió a moderarse. Sus problemas de salud coincidieron con una crisis en sus negocios y su situación económica se hizo extremadamente difícil.
El pasado jueves, sus amigos convocaron una reunión en La Vía Láctea pasa pensar cómo ayudarle: la concurrencia fue tan numerosa que costó enterarse de las diversas iniciativas que se iban a poner en marcha. De acuerdo con sus deseos, sus restos serán incinerados y sus cenizas se esparcirán entre su Deva natal y la Plaza del Dos de Mayo, en su querido Malasaña.
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