Cinco inmigrantes muertos y cuatro heridos al derrumbarse una vivienda en Barcelona
Las víctimas habían celebrado el Ramadán en el edificio, construido en el siglo XVIII
Cinco hombres de origen marroquí perdieron la vida ayer por el hundimiento de una casa vieja en el centro de la población de Piera (Barcelona). En el momento del suceso, poco antes de las tres de la madrugada de ayer, en el interior del edificio, una casa con planta baja y dos pisos, construida en el siglo XVIII, estaban 11 personas que habían celebrado juntos el Ramadán. Cuatro de ellas resultaron heridas, dos de gravedad y dos más con pronóstico leve. Estos dos últimos pudieron abandonar el hospital después de ser atendidos. Otras dos personas resultaron ilesas.
Durante todo el día se buscó bajo los escombros una persona que se consideraba que podría estar entre el grupo. Esto obligó a realizar una delicada operación de retirada de los escombros, pero no se halló ningún cuerpo más. La mayoría de los inmigrantes que vivían en la casa no tenían documentación de residencia y sólo dos de ellos estaban empadronados en Piera. Algunos habían llegado a la localidad en los últimos 20 días.
La pared maestra construida de adobe y que compartían la casa número 1 y número 3 de la calle de Sant Bonifaci cedió por la planta baja, y arrastró la práctica totalidad de la estructura de los dos edificios, situados en pleno casco antiguo. El hundimiento de estas dos casas arrastró también parte de la número 5, donde vivía un matrimonio mayor que fue desalojado y no sufrió heridas. La casa del número 5 también sufrió daños estructurales muy graves y debió ser apuntalada. En las otras dos, prácticamente sólo quedaron las paredes exteriores.
Las autoridades analizan las causas del derrumbe. Aunque se baraja el efecto de las últimas lluvias, el hecho de que los vecinos hubieran visto que los habitantes de la vivienda estaban realizando obras cuyo alcance se desconoce introduce otra hipótesis sobre la tragedia. "Desde hace un mes estábamos oyendo ruido de obras. Picaban porque querían hacer tres pisos; sacaban los escombros por la parte trasera", explica el matrimonio vecino.
Actualmente la casa era propiedad de Mostafa Afelal y de dos hermanos suyos que viven en la vecina Igualada. La adquisición la realizó hace un mes, a un matrimonio de Piera que se la habría vendido por un importe aproximado de 168.000 euros.
El mismo Afelal aseguraba ayer que se trata de una casa vieja, con las vigas de madera, pero que no se imaginaba que pudiera hundirse. Había solicitado un permiso de obras menores, pero el Ayuntamiento aún no había dado autorización. El propietario negó que él realizara obras en la vivienda.
En el interior de la casa número 3 había al menos 11 personas. Además de los residentes habituales, se encontraban otros que habían acudido de forma accidental a celebrar el Ramadán. Las identidades de los fallecidos no fueron dadas a conocer. Uno de ellos tenía unos 50 años. El resto tenían edades comprendidas entre los 20 y 35 años.
La consejera de Interior, Montserrat Tura, explicó tras visitar el lugar del siniestro, que los inmigrantes "hacía pocos meses e incluso pocas semanas que estaban en el país", una situación que dificultó las tareas de identificación de las víctimas. Los Mossos trabajaron con intérpretes para acelerar la recogida de datos.
El edificio se desplomó sobre las 2.45 horas y antes de la llegada de los servicios de emergencia, algunas personas pudieron salir de los pisos afectados por su propio pie, aunque los accesos quedaron bloqueados por la gran cantidad de escombros que se acumularon. Entre las 3.45 horas y a las 4.15 fueron rescatadas dos personas "con grandes compresiones en el cuerpo y dificultades de respiración".
Después de ser atendidos en un vehículo medicalizado y hospitalizados se vio que el pronóstico era "menos grave". Casi dos horas más tarde, a las 6.10, se encontró el primer cadáver y unos minutos después, el segundo. Los otros tres cuerpos de los fallecidos fueron recuperados a las 7.10, a las 8.45 y a las 9.52 horas.
Algunos de los jóvenes accidentados trabajaban en empresas de construcción y otros en faenas del campo. Eran todos solteros. Los amigos de las víctimas tendrán ahora un segundo problema, la repatriación. El Ayuntamiento de Piera recibió ayer la visita del cónsul de Marruecos en Barcelona para estudiar el caso. En Piera, población de unos 12.000 habitantes, hay empadronados entre 500 y 600 marroquíes.
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