Inmersión coreana
Al rey patrio del cine de terror, que acaba de estrenar Frágiles, ningún lugar le ha impactado tanto como Puchon, una gigantesca ciudad dormitorio a 20 kilómetros de Seúl donde podría desarrollarse una de sus películas.
¿Por qué elige precisamente una ciudad desconocida de Corea del Sur?
Porque no había nada de interés turístico; ni turistas, por cierto. Un lugar real y auténtico como pocas veces visitas. Pasé unos días empapándome de su sistema de vida, en el que conviven tradición milenaria y súper modernidad.
¿Qué fue lo que le entusiasmó?
Más que entusiasmo, me causó extrañeza. Lo que más, su urbanismo: kilómetros y kilómetros de autopistas flanqueadas por bloques de pisos, con números inmensos pintados en la fachada. Empezabas en el 125, y un minuto más tarde ya ibas por el 2000. Y cada dos kilómetros había un área con todo lo que sus habitantes pudieran necesitar: cuatro tiendas de ropa y comida, su templo budista... Como nuestros centros comerciales.
A los europeos nos sorprende la amabilidad asiática.
Boletín
Desde luego; son muy atentos. Si le preguntas a alguien dónde puedes coger un taxi, no dejará de acompañarte hasta que encuentres uno. En una ocasión acabé acompañado de tres personas a las que había ido preguntado que dónde podía coger un taxi. Cuando por fin apareció uno, me despidieron los tres con múltiples reverencias.