Ataques contra el mayor partido suní de Irak en vísperas del referéndum
Más de 15 millones de votantes deciden hoy sobre el futuro de la Constitución
Las diferencias ante la Constitución que hoy votan 15,7 millones de iraquíes se evidenciaron ayer en los sermones de las mezquitas y en varios ataques contra el Partido Islámico. Este grupo suní recibió amenazas de los insurgentes tras aceptar el texto que la coalición gobernante (chiíes y kurdos) enmendó esta semana. Las agresiones se produjeron, a pesar de las extremadas medidas de seguridad puestas en marcha, que incluyen el cierre de las fronteras, un toque de queda nocturno y la prohibición de circular para los vehículos civiles.
"Es como si la vida se hubiera parado", manifestó Alí Husein Abdulhadi satisfecho por la tranquilidad. Este chií, convencido de que federalismo y partición eran sinónimos, despejó ayer sus dudas sobre qué votar hoy cuando escuchó la prédica del imán de la mezquita de Al Farhan, en el barrio de Karrada de Bagdad. "Nos ha explicado lo que significa el federalismo para el futuro de Irak", relató por teléfono. Pero el argumento definitivo para Abdulhadi, que admitió no haber leído el borrador constitucional, fue la recomendación del gran ayatolá Alí al Sistani transmitida por el imán: "Id a los colegios y votad sí".
El mismo consejo se oyó en la mayoría de las mezquitas chiíes de Irak. Sin embargo, del lado suní se hicieron visibles las fisuras en el rechazo al proyecto de Constitución. Las bombas lanzadas ayer contra las sedes del Partido Islámico en el barrio de Adhamiya, de Bagdad, y en Baiyi, al norte de la capital, y el incendio de sus oficinas de Faluya no causaron víctimas, pero dejaron claro el mensaje. "Estos ataques no van a frenar nuestros esfuerzos por utilizar el proceso político para luchar contra el terrorismo y promover la estabilidad", declaró un portavoz del partido, citado por la agencia Associated Press.
Poco antes de las plegarias de mediodía, una manifestación con pancartas de "No a la Constitución" y coreando eslóganes que llamaban "traidor" al líder del Partido Islámico, Mohsén Abdulhamid, se congregó frente a la mezquita de Abu Hanifa, en Adhamiya, considerada el centro espiritual del grupo.
"Debéis acudir a las urnas y votar contra esa Constitución infiel escrita por manos extranjeras", arengó por su parte el imán de la mezquita de Al Rahim, en Tikrit, un feudo de los árabes suníes. "Quien no vaya a votar no es suní", insistió el clérigo. Pero más allá de que esa comunidad vote a favor o en contra, fuentes diplomáticas europeas en Bagdad destacan el cambio estratégico que supone su participación en el referéndum, ya que eso indica su aceptación del proceso político.
"Éste es precisamente uno de los aspectos positivos. Incluso los insurgentes se hallan divididos al respecto y ha habido algún grupo que ha pedido a la gente que vote, e incluso ofrecido proteger los colegios electorales", señala una representante de la UE. En su opinión, "es importante que, aunque no estén de acuerdo con el texto, vean que merece la pena mantener la negociación porque el proceso político les da una voz".
"Si la Constitución fuera rechazada, se reforzaría esa sensación, aunque plantearía otros problemas", admite la diplomática. Sin embargo, esa posibilidad parece ahora más lejana tras el giro del Partido Islámico. "Nos hemos centrado mucho en las tres provincias que pueden bloquear la aprobación, pero todo va a depender de la seguridad", apunta prudente.
En cualquier caso, la interlocutora cree acertada la decisión suní de participar en el proceso político, porque "las próximas elecciones permitirán recomponer la representación de los distintos grupos y el proyecto constitucional aún tiene mucho trabajo legislativo para completar el modelo de Estado".
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