Estos poemas no tienen final feliz
"(La perra infecta, la sarnosa poesía. / Risible variedad de la neurosis, / precio que algunos pagan / por no saber vivir. / La dulce, eterna, luminosa poesía)". Como ven, por estos versos de Crítica de la poesía (de No me preguntes cómo pasa el tiempo, un libro escrito en los años sesenta), José Emilio Pacheco (México, DF, 1939) no se anda con contemplaciones. "La poesía tiene una sola realidad: el sufrimiento", dice más tarde. Del crujido que produce la belleza al chocar, en crudo, con la vida habla la obra de este poeta, narrador, traductor y guionista (con Arturo Ripstein, por ejemplo) que acaba de recibir el Premio Federico García Lorca y que el próximo martes leerá sus versos en la Casa de América de Madrid. En resumidas cuentas reúne una muestra de lo escrito por Pacheco entre 1958 -al borde, pues, de los veinte años- hasta 2000. Doce libros que contienen un universo que no sacrifica el misterio a la claridad. Ni viceversa. A la vez perpleja, iluminada y lúcida, la poesía del escritor mexicano tiene mucho de geografía y mucho también de autobiografía. A la primera pertenecen dos antiguas estampas de Nueva Orleans ("El Misisipi socava / la tierra firme. Y un día / terminará con todo lo que no es agua"). A la segunda, un poema que en apenas dos versos resume el retrato de, al menos, una generación. Se titula Antiguos compañeros se reúnen: "Ya somos todo aquello / contra lo que luchamos a los veinte años".
EN RESUMIDAS CUENTAS. Antología
José Emilio Pacheco
Edición de Hernán Sánchez
Visor. Madrid, 2005
192 páginas. 8 euros
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