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Benito Lertxundi deja sus reticencias y publica su primer directo en 40 años

"Aprender es el corazón del vivir", dice el cantautor guipuzcoano

Benito Lertxundi (Orio, 1942), precursor del actual concepto de la canción vasca desde que en los sesenta formase parte del movimiento Ez Dok Amairu, ha esperado 40 años para ofrecer a sus seguidores un disco grabado en directo. El cantautor guipuzcoano aparcó todas sus reticencias y el pasado marzo registró los recitales que ofreció en Gernika y Tolosa. El resultado es 40 urtez ikasten egonak ("Aquellos que llevan 40 años aprendiendo"), un doble álbum que pretende transmitir a través de sus 19 canciones la idea de que aprender supone "el corazón del vivir".

"Este disco no se encontraba en mi horizonte. Siempre he huido de esa posibilidad por ciertos temores y porque siempre he pensado que el directo era una experiencia que comenzaba en un lugar, acababa allí y lo único que quedaba como estela era el recuerdo de la gente. Tenía un sentido que si se registra y se lleva a casa ya no es lo mismo, porque cada cual escucha el disco de una manera fragmentada e individualmente", explica el autor para justificar la larga espera.

¿Qué le ha hecho ceder? La presión de la industria. "Este disco se lo debía a Anjel [Valdés, director de la discográfica Elkar], porque es quien ha insistido en que era interesante tener un testimonio discográfico de la infinidad de directos que he hecho", expone el artista, quien no concibió un espectáculo especial que hiciera las veces de repaso a su carrera. Se limitó a grabar su cancionero habitual de los últimos tiempos, que aúna textos de Fernando Pessoa, Juan Antonio Urbeltz, Joxe Ramon Uriarte y José Angel Irigaray, y músicas de Pello Ramírez y Levy Shahar. También se incluyen adaptaciones de piezas tradicionales (Gaztetarzunak, Itsasoan laino dago) y de colegas como Pete Seeger (Old devil time), y dos temas inéditos con la firma de Jon Maia (Itsasoari begira) y Olatz Zugasti (Itoiz).

Todo junto, y con la voz al abrigo de instrumentos como arpa, piano, flauta y chelo, configura una colección de canciones de curso sosegado, aunque Lertxundi sostiene que nunca se relaja en escena y que "la misión del arte es atacar, conmocionar". Sabe que "muchos ritmos aparentemente movidos no transmiten nada, lo interior está quieto absolutamente. Y al revés: puede que el cuerpo esté absolutamente quieto, incluso extasiado, y sin embargo con gran actividad interna".

Durante la presentación en sociedad de su decimocuarto larga duración desde 1971, celebrada ayer en Bilbao, el oriotarra reconoció sentir cierta incomodidad por tener que comparecer ante la prensa ("ahora mismo noto que tengo cara de vendedor, he venido aquí a vender un producto, y no me gusta la idea") y adelantó los próximos conciertos confirmados. Antes de fin de año actuará en Maule, Barcelona, Madrid, San Sebastián (Kursaal, 18 de noviembre), Bilbao (Euskalduna, 26), Pamplona (Baluarte, 1 de diciembre) y Vitoria (Teatro Principal, 22).

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