Noruega sigue fiel al pelotazo
Noruega es fiel a sus principios: fútbol fuerte, simple, aéreo. Así era cuando se encontró por última vez con España y ahí sigue. En la eliminatoria de repesca para alcanzar una plaza en la la Eurocopa 2004, España se impuso 0-3 a los noruegos en una noche glacial. Tras aquella eliminatoria Age Hareide fue nombrado seleccionador con el reto de llegar al Mundial de Alemania. En los otros tres que jugó no hizo nada destacable, salvo una sonada victoria en el de 1998, frente a Brasil. Ha llegado a la repesca sin excesivas angustias, alcanzando la segunda posición en un grupo dominado cómodamente por Italia y completado por rivales de escaso relieve como Escocia, Eslovenia, Bielorrusia o Moldavia. Equipo de corte físico y juego directo, anclado en un estilo primitivo que busca atacar con balones largos para aprovechar los rechaces y la envergadura de sus puntas, ha mostrado en los últimos partidos una inesperada capacidad realizadora. Su delantero más relevante es el gigantesco John Carew, que está haciendo goles en el Olympique de Lyon y ha marcado tres tantos en la fase de clasificación. De sus 193 centímetros de envergadura y de su capacidad para aguantar el balón cerca del área rival, depende en buena medida la pegada de Noruega, que cuenta con jugadores incisivos por la banda izquierda como Riise, del Liverpool o Pedersen, del Blackburn y una robusta zaga custodiando la portería de Myhre, un buen guardameta. En los seis enfrentamientos con España, Noruega salió derrotada en cuatro, empatando uno y ganando el otro por 0-1, con el célebre error de Molina en la Eurocopa 2000.
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