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Columna
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Obispos y Cope

Los obispos han puesto el grito en el cielo: ¡España se rompe! "España está amenazada por el secesionismo", sermonea el arzobispo de Toledo, el valenciano Cañizares. El de Valencia, García-Gasco, dice que el Estatut catalán "rompe la unidad, la libertad y la igualdad que caracteriza a España" (¡!). El de Granada, Javier Martínez, advierte del "momento difícil que vive España" por "la corrupción más grande que es la mentira". Se nota que sus eminencias oyen la Cope, la emisora de su propiedad. Se nota que prestan atención a las soflamas que a la hora de maitines lanza ese genio del periodismo radiofónico que es Federiquín Jiménez Losantos. Porque hay que oír sus peroratas anunciando la serie de catástrofes que se avecinan. ¡Qué labia! ¡Qué gritos! ¡Qué teatralidad! ¡Qué habilidad para mezclar opinión con información anunciándonos el Apocalipsis! Y todo aderezado con insultos y descalificaciones tanto a políticos como a periodistas. Lo que no entiende uno es cómo venerables catedráticos y sociólogos le bailan el agua, siendo tertulianos en su programa, a este pedante y engreído pícaro. Y es que Federiquín se cree el amo del mundo con su micrófono, como se lo creía Angelillo, "con su caja y su cepillo" de limpiabotas, según cantaba en la película El negro que tenía el alma blanca. Oyendo sus arengas radiofónicas, a uno le recuerda, ya lo he dicho en otras ocasiones, a Queipo de Llano lanzando las suyas desde Radio Sevilla durante la Guerra Civil. Y leyendo sus artículos, me traen a la memoria aquellos del reaccionario Pérez Madrigal en su semanario ¿Qué pasa?, durante el franquismo, con quien, por cierto, tuve un rifirrafe desde mi columna de los sábados en el diario Madrid, obsequiándome con una portada de su semanario con éste pareado: "A ver si se entera Burguera, que una cosa es contrafuero y otra cosa es contrafuera". En fin, que los obispos tampoco están a favor del estatuto catalán. Y aprovechan las homilías dominicales para trasladar las proclamas "federiquinas". ¡España se rompe! Será su España de pandereta y castañuelas. ¡Ojalá!

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