Zhang Bairen, obispo chino fiel al Vaticano
Zhang Bairen, obispo de la Iglesia Católica Romana -clandestina en China-, que pasó 24 años en la cárcel por negarse a renunciar a la autoridad del Papa, como le exigía el Gobierno chino, falleció el pasado miércoles 12 de octybre en Hanyang (en la provincia central de Hubei) a causa de una enfermad del corazón, según ha informado la fundación Cardinal Kung, una organización estadounidense que lucha por la libertad religiosa en el país asiático. Tenía 90 años.
Zhang, conocido también como Peter Chang, nació el 14 de febrero de 1915. Entre 1937 y 1945 estudió en el Colegio Pontificio Urbano de Roma, donde fue ordenado sacerdote y recibió un doctorado en Teología. Tras regresar a China, fue encarcelado en 1955 y enviado a campos de trabajo por negarse a abandonar sus creencias.
En 1997 escribió: "Cuando el 16 de enero de 1953 me hice cargo de la diócesis de Hanyang, se la ofrecí solemnemente al Corazón Inmaculado y le pedí que nos concediera dos favores: primero, que nuestra diócesis fuera eximida de la pestilencia de la reforma religiosa contra el Papa de Roma, y, segundo, que yo, el más débil de todos los hombres, no fuese un judas. Han pasado 45 años de grave persecución. Los hechos prueban que el Inmaculado Corazón nos ha concedido graciosamente los dos favores que solicitamos".
Pekín rompió los contactos diplomáticos con el Vaticano en 1951, dos años después de la creación de la República Popular China por Mao Zedong. China ilegalizó el culto a Roma, acusó a muchos católicos de "contrarrevolucionarios", y encarceló a sacerdotes y fieles.
Pekín sólo permite la denominada Iglesia Católica Patriótica, que se encuentra bajo la autoridad del Partido Comunista Chino (PCCh). Esta asegura que tiene alrededor de cuatro millones de seguidores, mientras que la iglesia clandestina, integrada por aquellos feligreses que se niegan a unirse a la oficial, está formada por unos 10 millones de fieles, según Roma.
No obstante, parece ser que la división entre unos y otros no es tan clara. Según afirma Joseph Bishop, el obispo de Hong Kong, la mayoría de los obispos de la iglesia Católica Patriótica han sido también legitimados por el Vaticano.
Zhang Bairen, uno de los 35 ó 40 obispos clandestinos, que, según la fundación Kung, existen en China, fue consagrado en el cargo por Roma en 1986.
"El 13 de septiembre de 1955, cuando los policías, apuntándome con sus pistolas, me amenazaron vociferando para que renunciara al Papa de Roma, les dije sencillamente "podéis dispararme y matarme, pero no negaré al Papa". No me dispararon, pero pasé 24 duros años en prisión y campos de trabajo", recordaba hace años.
Pekín pone al Vaticano dos condiciones para restablecer las relaciones diplomáticas: que rompa sus vínculos con Taiwán, y que "no interfiera en los asuntos internos de China"; es decir, que renuncie a nombrar a los obispos en el país asiático. El pasado junio, el arzobispo Giovanni Lajolo, ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano, aseguró que no hay "problemas irresolubles" para restaurar los lazos.
En el pasado, Roma ha dicho que sus dos condiciones principales eran: poder elegir libremente a los obispos en China y que los católicos chinos tengan libertad para mantener relaciones con el Vaticano sin control gubernamental.
El acercamiento a Pekín, es uno de los grandes retos a los que se enfrenta Benedicto XVI.-
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