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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Senegaleses y malienses, reagrupados en Oujda

El ministro adjunto de Exteriores marroquí afirma que los inmigrantes de otros países serán expulsados a Argelia

Amadou, que hoy cumplirá 30 años, franqueó resignado y aliviado las puertas del polideportivo de Oujda (noreste de Marruecos) desde donde será repatriado en breve a Dakar junto con otros 506 compatriotas senegaleses y 600 malienses. Marruecos ha alcanzado acuerdos con Senegal y Malí para devolverles a más de mil ciudadanos e intenta deshacerse con discreción de otros tantos subsaharianos de otras nacionalidades deportándoles a la frontera de Argelia, por donde entró la mayoría. "Hemos cerrado acuerdos con Senegal y Malí para la repatriación aérea de sus ciudadanos", explicó, por teléfono desde Rabat, Nabil Benabdalá, ministro portavoz del Gobierno marroquí. "Seguimos en conversaciones con los demás países" africanos que cuentan con inmigrantes en Marruecos, precisó.

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Algunos de esos Estados sólo existen sobre el papel, por lo que les será difícil a los marroquíes encontrar interlocutores, y otros se desinteresan hasta tal punto de la suerte de sus ciudadanos que difícilmente aceptarán negociar su readmisión. Taieb Fassi-Fihri, el ministro adjunto de Exteriores, esbozó entonces cual sería la solución: "Han venido del este [Argelia], por tanto la reconducción a la frontera debe hacerse allí, por donde entraron", añadió.

Benabdalá y Fassi-Fihri desmintieron al unísono que fuesen a ser expulsados a Mauritania, por donde una minoría se introduce en el Sáhara y después en Marruecos, como el rumbo de algunos autobuses pudo hacerlo sospechar. "Es una información sin fundamento", afirmó el portavoz.

A primera hora de la tarde, una caravana de autobuses procedente de Bouarfa, a 250 kilómetros al sur de Oujda, depositó en el polideportivo a un primer contingente de 317 senegaleses.

Entre ellos estaba Amadou, contento de encontrar comida, una colchoneta y hasta una ducha. Brindándoles una atención esmerada, las autoridades marroquíes quizá querían hacer olvidar la mala imagen que dieron al abandonarles en una zona semidesértica adyacente a la frontera argelina. Amadou sabía lo que le esperaba cuando, el lunes pasado, embarcó esposado en Oujda en un autobús que puso rumbo al sur. A través de los mensajes del móvil otros subsaharianos le habían anticipado su suerte. A bordo de tres de los cinco autobuses que componían su caravana hubo entonces una rebelión. "Las ventanas y los asientos quedaron hechos añicos", recuerda. La protesta sirvió, acaso, para que a su llegada a Bouarfa les alojasen en un edificio público donde les atendió Médicos Sin Fronteras.

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El portavoz marroquí prevé que un primer avión saldrá hoy de Oujda a Dakar. Abou Ndiaye, el embajador senegalés en Rabat, que viajó a Oujda, no está seguro de que todo pueda ir tan rápido. Ante las puertas del polideportivo hace un pronóstico pesimista: "De todas formas les volveremos a ver dentro de dos o tres meses".

"Europa no nos sostiene"

El Ministerio del Interior marroquí está en conversaciones con el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Organización Internacional de Migraciones para tratar que sufraguen por lo menos una parte del coste de la repatriación. "Si no quieren, lo pagaremos todo nosotros", asegura un alto cargo. "Europa no nos sostiene (...)", se lamenta el ministro adjunto de Exteriores. Sus subordinados afirman que de los 40 millones de euros prometidos para ayudar a Marruecos a mejorar el control de sus fronteras no han recibido ni un euro.

Un recorrido, ayer, por los 140 kilómetros de carretera entre Nador, la ciudad marroquí pegada a Melilla, y Oujda desmiente, aparentemente, el vaticinio del embajador de Senegal. A lo largo de la calzada caminan grupos de subsaharianos que abandonan voluntariamente la ciudad española para dirigirse a Argelia.

"La batalla de Melilla esta pérdida", admite Robert, de Gambia, sentado en la cuneta. "Regresamos a Argelia, a ver si encontramos trabajo, y de ahí a nuestra casa", añade un compatriota. John, la única voz discrepante en el grupo, anuncia que probará "la vía de Libia, donde ya estuve trabajando, y de ahí a Túnez e Italia". "Acaso sea más fácil".

Centenares subsaharianos hacen cola para obtener comida de Médicos Sin Fronteras en Bouarfa antes de ser introducidos por la Gendarmería marroquí en autobuses para el traslado a Oujda.
Centenares subsaharianos hacen cola para obtener comida de Médicos Sin Fronteras en Bouarfa antes de ser introducidos por la Gendarmería marroquí en autobuses para el traslado a Oujda.

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