Niños, al plató

Hace unas semanas, en algunas heroicas salas de cine que se resisten al vendaval torrentista se estrenó Spellbound, un espléndido documental sobre un concurso de deletreo en Estados Unidos. Adolescentes maestros en el arte de deletrear se someten a una preparación durísima y se enfrentan en una final que pone de manifiesto la diversidad de orígenes, el canibalismo de un sistema social adicto a la competitividad y una pedagogía de la superación individual que dejará secuelas.

Funeral

En una escena, al ver el estrés al que está sometida su hija, una madre se pregunta si no le estarán infligiendo malos tratos. Los padres de los concursantes de Eurojunior (TVE), en cambio, están encantados. Aunque cuando se hizo público el veredicto que daba como ganador al niño Antonio José, la crisis de llantos y temblores que asaltó a los perdedores describía la tortura que supone acudir a este show. Incluso alguien tan alegre como David Civera no pudo contener las lágrimas. Ganó Te traigo flores, dedicada a la abuela de Antonio José, fallecida recientemente. Hace dos años ganó Sergio con una canción en la que, con mucha emoción, recordaba a su madre ausente. En 2004, María Isabel animó la cosa con su Antes muerta que sencilla. Deduzco que en este concurso es imprescindible añadir a los factores que se requieren para la victoria un plus necrológico.

Notas

A los niños que acuden a El conciertazo (La 2) se les ve menos estresados que a los de Eurojunior. El programa divulga la música clásica en un ambiente de merienda infantil. Al sonar la música, abren unos ojos exentos de malicia, que casi te convencen de que la infancia, pese a los esfuerzos generalizados por corromperla, aún existe. Fernando Argenta controla la fiesta. Para imponerse, emplea tácticas de payaso o de policía. Así consigue su objetivo de explicar en qué consiste la música clásica. ¿Que a ratos parece un circo? Más circo parecen algunos conciertos adultos donde el protocolo ahoga la emoción de las obras.

Formación

Algunas obras son tan buenas que resisten el filtro de la televisión. Divulgar entreteniendo es el viejo reto de un medio que nació para anunciar neveras. Hoy es un artefacto que influye en la formación de niños y jóvenes. En su polémico ensayo Nos enfants gâchés, Natacha Polony escribe: "Qué importa que se confunda alegremente conocimiento e información, y que se olvide que, para ser útil, sólo para ser memorizada, una información debe ser tratada, analizada". La información sobre el Estatuto, en cambio, se basa en una confusión con billete de ida y vuelta. La Generalitat lanza una campaña propagandística y escenifica un casi consenso artificial y sus detractores optan por la bronca. Unos gritan y otros repiten que hablando se entiende la gente. Sería interesante que, además de hablar y gritar, se escucharan los unos a los otros.