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El cardenal encargado del clero pide al Papa que "cierre el camino" a los curas casados

Que pierdan toda esperanza los curas casados. Lo dijo ayer en el Sínodo de los Obispos el cardenal Dario Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación Pontificia del Clero. "Pido al Papa que con su carisma nos dé fortaleza para apreciar más el don inestimable del celibato, y que cierre el camino a falsas expectativas que puedan crear inquietud y confusión", reclamó. La casualidad hizo que la siguiente intervención en el pleno sinodal le correspondiera al patriarca de Antioquía y todo Oriente, el cardenal Nasrrallah Pierre Sfeir. En su Iglesia maronita, en el Líbano, la mitad de los sacerdotes están casados, lo que "resuelve muchos problemas, aunque trae otros", explicó.

No se discute en el Sínodo sobre la inmutabilidad de ley del celibato, que se puede cambiar cuando quiera el Papa, sino sobre sus inconvenientes. Castrillón se fijó en las ventajas. "Dentro de la presente cultura sexual el matrimonio no sería una garantía frente a los problemas morales que afectan a algunos sacerdotes. Por el contrario, la riqueza del celibato, un don más que una disciplina, eleva a la persona y la figura eucarística del sacerdote. El celibato es un regalo custodiado celosamente por la tradición latina, su conservación ha sido la mens clara de los últimos pontífices".

Pese a la firmeza de Castrillón, el debate no está cerrado ni parece que el Sínodo, que reúne en Roma a 252 prelados de 118 países, lo vaya a evitar hasta su clausura, el próximo día 23. Es la tesis del patriarca maronita, de obediencia romana pero clamorosamente distante de la tesis oficial. Ante el Papa, el cardenal Sfeir subrayó la incongruencia de la Iglesia latina ordenando sacerdotes a ex pastores anglicanos casados y con hijos (acaba de ocurrir en la diócesis de Tenerife), y negando, en cambio, la posibilidad de ejercer a quienes dentro de sus filas tienen la misma condición.

Iglesia oriental

En cuanto que jefe de una Iglesia oriental que admite a sacerdotes casados, el patriarca de Antioquía desveló que "son muchos los sacerdotes occidentales que le piden incardinarse" en su diócesis para poder tener esposa. El cardenal Sfeir concluyó con esta idea de san Pablo, siempre tan directo. "No casarse es un bien, pero mejor es casarse que abrasarse", dijo el apostol de Tarso.

Los políticos estuvieron también ayer en boca de un sínodo convocado para hablar de "la eucaristía, fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia". Esta vez, la causa fue la familia, con alusiones a España a causa de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. "Los legisladores deben saber que proponiendo leyes inicuas adquieren una grave responsabilidad; deben poner remedio al mal hecho para poder acceder a la comunión", dijo el cardenal Alfonso López Trujillo, colombiano como Castrillón y presidente del Pontificio Consejo para la Familia.

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