Caballitos esclavos
El fin de semana pasado, dando un paseo por las fiestas de mi pueblo, Moralzarzal, vi algo que me dejó totalmente anonadada. Entre las atracciones de feria para niños con la tecnología más moderna, se encontraba una que consiste en unos caballitos que dan vueltas. La cuestión es que los caballitos son de verdad, están sujetos a unas barras y, resignados, caminan o están parados, según la afluencia de público, en un recinto circular de unos veinte metros cuadrados, soportando el ruido infernal de una música estridente.
Cuando recuerdo la mirada de esos ponies, me entran ganas de llorar, y más aún, al pensar que haya quien aun piense en utilizar el sufrimiento de los animales como diversión y los Ayuntamientos sigan contratando este tipo de atracciones.
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