Miedo al vecino iraní
Los países árabes recelan de la influencia que el régimen de los ayatolás ejerce sobre la mayoría chií de Irak
Más allá de sus numerosos problemas internos, Irak se ha convertido en un campo de batalla entre fuerzas regionales. "Cada cual apoya a un grupo distinto contra los otros", asegura una fuente humanitaria. La pugna más visible enfrenta a sus vecinos árabes con Irán, de quien les preocupa su influencia en la comunidad chií iraquí. Sin embargo, Jordania está dando signos de haber comprendido que el desafío no sólo está alentando una guerra civil, sino que constituye un riesgo para su propia estabilidad.
Los ministros del Interior de Irak y Jordania firmaron el pasado domingo un acuerdo para reforzar la seguridad de su frontera común y luchar contra el terrorismo. La medida sigue al viaje a Bagdad del primer ministro jordano, Adnan Badran, la de más alto nivel de un país árabe. El Gobierno iraquí, controlado por varios partidos chiíes, agradeció mucho esa visita. Apenas unas semanas antes, los iraquíes se habían quejado de que no habían recibido condolencias por la avalancha que mató a un millar de chiíes.
"Jordania está muy preocupada con Al Zarqaui", asegura un experto en terrorismo
"Ha sido un cambio radical respecto a principios de año cuando el rey Abdalá reveló su inquietud por la formación de un arco chií desde Irán hasta Líbano", señala un diplomático europeo en la capital jordana. Aunque también hay motivos económicos (Arabia Saudí ha dejado de facilitar a Jordania los 50.000 barriles de petróleo gratuitos con que le compensaba por el cese de las exportaciones de crudo iraquí desde la invasión estadounidense), son sobre todo razones políticas las que han impulsado ese giro político.
"Da la impresión de que los jordanos han comprendido que el respaldo a los radicales suníes no sólo está empujando a Irak hacia la guerra civil, sino que tiene consecuencias graves para su propia seguridad", apunta la fuente.
El atentado del pasado verano en Aqaba ha podido servir de advertencia. Los servicios secretos jordanos han detectado que "Al Qaeda tiene interés en trasladar parte de sus actividades fuera de Irak, y Jordania es una de sus alternativas preferidas", según ha escrito Rana Sabbagh. En un artículo publicado el pasado 25 de septiembre en el diario As Dustur, esta periodista jordana hablaba de las relaciones entre los combatientes de Al Qaeda y los guerrilleros de Sadam, y de las "partes dentro y fuera de Irak que quieren provocar una guerra entre chiíes y suníes".
Sabbagh propugnaba un cambio en las relaciones y planes de seguridad con Irak "desde una perspectiva nueva y clara debido a la existencia de un nuevo régimen con una nueva composición e identidad". Es lo que parece estar haciendo el Gobierno de Ammán.
"Jordania está muy preocupada con Al Zarqaui", constata un experto en movimientos islamistas en referencia al líder de Al Qaeda en Irak, un jordano condenado a muerte en Ammán por el asesinato en 2002 de un diplomático de EE UU. El ataque de Aqaba da la impresión de que el terrorista intenta abrir un nuevo frente en el mar Rojo (que incluiría a Arabia Saudí y el Sinaí) y federar a los islamistas de los tres países implicados. Aunque los islamistas jordanos se declaran convencidos de que Al Zarqaui es una invención estadounidense y de que no hay combatientes extranjeros en la insurgencia iraquí, la realidad es que ante el fracaso de los partidos laicos, la única ideología ascendente en el mundo suní es la de Al Qaeda. "Incluso los antiguos baazistas se han convertido al salafismo", concurre el interlocutor.
Sin embargo, el gesto de Jordania no ha convencido a todo el mundo. La web chií Kerbala News Network aseguraba hace unos días que el rey está haciendo un doble juego para rebajar las tensiones, y le responsabilizaba de estar detrás de las recientes críticas del ministro saudí de Exteriores a EE UU "por haber entregado Irak a Irán". La publicación acusaba también al Gobierno de Ammán de minar la seguridad de su país con su apoyo a los ataques terroristas de baazistas e islamistas contra los chiíes.
Jordania tiene muy mala imagen en Irak, en especial entre la comunidad chií, por sus pasados vínculos con Sadam Husein. Sin embargo, los analistas consultados descartan que sus servicios secretos colaboren con Al Zarqaui. "Es el enemigo número uno en este país", recuerdan, y aunque el atentado de Aqaba no pasó a mayores sirvió de recordatorio del riesgo que representa. De hecho, algunos observadores interpretan más bien lo contrario: que habría sido Arabia Saudí la que habría arrastrado a Jordania en el temor al avance chií. "Este país no tiene población chií, y por eso nunca entendimos aquella declaración del rey", mencionan fuentes diplomáticas.
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