Lourdes Ortiz explora la realidad y la ficción en la novela histórica
La escritora Lourdes Ortiz reflexionó ayer en Huelva sobre el concepto de novela histórica en el VII Encuentro de las Artes y las Letras de Iberoamérica. Lourdes Ortiz inauguró ese encuentro con una conferencia titulada Novela histórica: realidad histórica y ficción, en la que diferenció entre historia novelada, "que es una especie de subgénero de divulgación histórico", y la novela propiamente dicha, en la que la historia se transforma en elemento de ficción "con toda la complejidad que encierra ese género".
La escritora, finalista del premio Planeta en 1995 con la obra La Fuente de la vida, profundizó en las diferencias de la labor del escritor y la del historiador. "El investigador tiene la pretensión de contar la verdad de los hechos y está sumido de alguna manera a los datos, mientras que el novelista, a través de la ficción puede imaginar, rellenar los huecos y a veces, incluso, sin pretenderlo, puede alumbrar nuevos sentidos a fenómenos históricos o personajes que han quedado marcados para siempre", señaló.
Lourdes Ortiz advirtió acerca de los best seller "que utilizan datos más o menos entrelazados o apasionantes, pero sin pretensión literaria". Ortiz escribió en 1982 Urraca, una biografía ficticia sobre la reina de Castilla y de León, la obra que más estudios ha suscitado de su trayectoria artística en España y el extranjero. "En mis novelas escribo con la misma complejidad cuando me refiero al pasado que al presente. Se trata, en definitiva, de construir una estructura ambiciosa, un lenguaje adecuado y unos personajes ricos en sus sentimientos. Pero escribir novela histórica requiere un esfuerzo mayor porque necesitas documentarte en profundidad para poder jugar con la misma ligereza que cuando trabajas con el presente", señaló.
Pequeños guiños
La escritora destacó que un libro es como un "ánfora de donde emanan los sentimientos que cada lector recoge según sus vivencias". Y agregó: "El lector extrae del libro un mensaje en función de sus capacidades. Está el lector que a cualquier escritor le gustaría tener siempre, capaz de atrapar los pequeños guiños del texto, y otros que se quedan con la anécdota y las emociones. Pero todo es válido".
Lourdes Ortiz afirmó que sus novelas históricas no van dirigidas a lectores con un nivel determinado de conocimiento histórico. "Escribo aquello que quiero contar con la estructura que quiero utilizar, y si con ello logro que resulte al lector emocionante, mejor", dijo. Lourdes Ortiz señaló que su conocimiento de la semiótica y del arte le ha dotado de un caudal de imágenes con las que construir sus novelas. "Todas las experiencias que la vida aporta conforman la voz del escritor. La semiótica me ha permitido conocer hasta qué punto las cosas son signos de otras y me ha servido para la construcción de un lenguaje rico y plural en cuanto a los sentidos, como en mi novela La liberta", concluyó.
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