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Los sindicatos y la izquierda de Francia desafían hoy a Villepin

El jefe de Gobierno afronta por primera vez una jornada de protestas

Francia podría quedar hoy paralizada. El Gobierno de Dominique de Villepin se enfrenta a su primer gran pulso con el mundo laboral francés. La totalidad de los sindicatos (CGT, CFDT, FO, CFTC y CFE), con el apoyo de todos los partidos de izquierdas, han convocado para hoy una jornada de huelgas y movilizaciones, con 143 manifestaciones, en defensa del poder adquisitivo y del empleo, y en contra de las tímidas reformas del mercado laboral puestas en marcha por el Ejecutivo poco antes del verano.

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La paralización de los transportes públicos será la clave del éxito de esta jornada de protesta. Francia no tiene una ley de servicios mínimos, pese a que ésta fue una de las promesas electorales del presidente, Jacques Chirac, pero en esta ocasión el Gobierno y las autoridades locales han decidido aplicar el pacto sobre un servicio "garantizado" en la región de París y los ferrocarriles. En la capital está previsto que el metro funcione a un 50%, mientras que en los trenes de cercanías sólo se mantendrá uno de cada tres viajes. El tráfico ferroviario tendría en principio asegurado en un 60% de su capacidad normal y las líneas internacionales apenas sufrirían los efectos de la huelga.

Los sindicatos, sin embargo, no han aceptado la imposición de estos servicios mínimos. Bernard Thibault, el secretario general de la CGT, aseguraba ayer por la mañana en televisión que no se sentían obligados por una negociación a la que no habían asistido, lo que augura más de un conflicto en las 74 ciudades de Francia donde hay convocados paros en el transporte urbano. En lo que respecta al transporte aéreo, hay convocadas huelgas en los dos aeropuertos de París (Roissy y Orly), lo que hace prever cancelaciones y retrasos.

Sector público

En el sector público, el éxito de la huelga está asegurado. Los funcionarios paralizarán a buen seguro la Administración, y colegios y escuelas cerrarán sus puertas. En el sector privado, probablemente la movilización se note menos, aunque algunas de las grandes empresas han recibido preavisos de huelga en los últimos días.

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Los sindicatos, cuya capacidad de movilización no tiene nada que ver con el número de afiliados -sólo el 10% de los trabajadores-, se muestran muy optimistas. Thibault apuntaba ayer a la cifra mágica de un millón de manifestantes en toda Francia. Una encuesta publicada ayer por el periódico L'Humanité, de filiación comunista, aseguraba que el 74% de los franceses ve la movilización de hoy "con simpatía" y el 57% confía en los sindicatos.

La jornada de hoy, sin embargo, no tiene un objetivo concreto. El nuevo tipo de contrato puesto en marcha por el Gobierno, que autoriza a las empresas de menos de 20 trabajadores a despedir a uno durante los dos primeros años sin justificación, es uno de los puntos que más denuncian los sindicatos como prueba de la "precarización" del empleo. En cualquier caso, el Ejecutivo carece de margen de maniobra. El crecimiento este año no superará el 1,5%, el desempleo sigue en el 9,9% y la deuda pública alcanza el 60% del PIB.

El sindicalista corso Alain Mosconi, antes de la reunión en Marsella.
El sindicalista corso Alain Mosconi, antes de la reunión en Marsella.

Córcega, en punto muerto

El conflicto por la privatización de la naviera Sociedad Nacional Córcega-Mediterráneo (SNCM) seguía ayer en punto muerto, después de que los ministros de Economía y Finanzas, Thierry Breton, y de Transportes, Dominique Perben, se reunieran con los sindicatos en Marsella. Mientras tanto, varios barcos seguían sacando de la isla de Córcega a los turistas que quedaron atrapados la semana pasada, cuando estalló el conflicto. A última hora de ayer, todavía quedaban varios miles. Los sindicatos han anunciado que reanudarán la huelga el miércoles.

El Gobierno y los sindicatos parecieron acercar algo sus posturas sobre el proceso de privatización de la naviera, que se encuentra muy próxima a la quiebra. Breton insiste en que el Estado francés no puede mantener en su poder más del 25% del capital porque va contra las reglas comunitarias. Los sindicatos exigen que la SNCM siga siendo mayoritariamente pública.

La solución que apuntaba ayer el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, consistía en aumentar la participación de los trabajadores en el capital de modo que, junto con las acciones del Estado, puedan constituir una minoría de bloqueo del 33%.

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