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El 97% de los argelinos respalda el plan de reconciliación de Buteflika

La oposición denuncia la falta de transparencia en el referéndum

Los resultados del referéndum argelino, dados a conocer ayer por el Ministerio del Interior, convirtieron la consulta en un plebiscito para el presidente Abdelaziz Buteflika. Su Carta para la Paz y la Reconciliación Nacional, con la que quiere pasar página a la era de violencia, obtuvo nada menos que el 97,36% de síes, con una participación récord del 82,04% en Argelia, si bien se reduce al añadir el voto de los inmigrantes en Europa.

La rueda de prensa que ofreció ayer Nuredin Yazid Zerhuni, el titular de Interior, estuvo salpicada de preguntas sobre el desarrollo del escrutinio. "Lamento que saquen a relucir elementos de sospecha", contestó en una ocasión. "Nuestro desafío (...) ha consistido en introducir siempre más transparencia", replicó a aquellos que parecían poner en duda la credibilidad del apabullante resultado. La oposición lo tachó de "gran mentira" o de "broma de mal gusto".

"La celebración del escrutinio pudo ser observada por numerosos ciudadanos" en los colegios electorales, recalcó Zerhuni. Los partidos de oposición y las asociaciones de víctimas no pudieron hacer campaña contra la Carta ni tampoco asistir al recuento de las papeletas blancas, por el sí, y azules por el no. ¿Por qué eran de diferentes colores? "Era el papel disponible", sentenció el ministro.

La Carta aprobada el jueves otorga, en la práctica, una amnistía a los islamistas encarcelados o a los que siguen aún empuñando las armas si no han cometido matanzas colectivas. También se libran de cualquier responsabilidad los agentes de las fuerzas de seguridad que hayan secuestrado y hecho desaparecer a simpatizantes islamistas aunque el Estado indemnizará a sus familias. Desde 1992 la violencia se ha cobrado más de 150.000 víctimas mortales en un país de 33 millones de habitantes.

Zerhuni negó también que algunas personas dadas por desaparecidas figurasen en el censo de electores, como afirmó la oposición. La única sombra que reconoció en el panorama de una Argelia masivamente favorable a la Carta fue la región rebelde de Cabilia, poblada por bereberes, en cuyas dos principales provincias, Tizi Uzu y Bujía, tan sólo el 11,5% de los inscritos acudió a votar.

Allí hubo ataques, según el ministro, contra 29 colegios electorales "lo que preocupó a muchos ciudadanos" disuadiéndoles de desplazarse. "Sin estas amenazas la participación habría sido más elevada", señaló. Los partidos y tribus locales habían hecho además llamamientos al boicoteo de las urnas.

La participación en Argel (71,87%), una ciudad tradicionalmente abstencionista, es un motivo de orgullo para Zerhuni. Para los diplomáticos y corresponsales de prensa que recorrieron ayer varios colegios de la capital, situados en distintos barrios, en los que la afluencia era escasísima, el dato no deja de sorprender.

Zerhuni explicó que ahora las autoridades debían "ponerse a trabajar para sacar adelante lo más rápidamente posible las leyes" que desarrollarán la Carta, pero echó balones fuera cuando se le preguntó sobre el levantamiento del estado de excepción que impera en el país. Fue también evasivo a la hora de explicar si el referéndum estaba provocando deserciones en las filas de los terroristas (entre 800 y 1.000 personas).

La que tuvo lugar anteayer es la segunda consulta sobre una amnistía parcial propuesta por Buteflika. La primera, la llamada Concordia Civil, propició la disolución del Ejército Islámico de Liberación, pero no acabó con el terrorismo. Fue aprobada en septiembre de 1999 por el 98,63% de los votantes.

Aunque no ha sido precedido de ningún debate contradictorio, como lo fue la campaña presidencial de hace 18 meses -una de las más libres en el mundo árabe-, el resultado de la consulta contribuirá a consolidar un poco más a Buteflika. Llegó tambaleante a la jefatura del Estado, en 1999, pero ha logrado imponerse paulatinamente frente, entre otros poderes, a la cúpula castrense.

Paralelamente, ha ido incorporando a líderes islamistas moderados al sistema político, alejándole de los terroristas, hasta el punto de que los representantes de esta corriente figuraban entre los más firmes defensores de la Carta.

Un argelino introduce su voto en un colegio electoral de Argel, el jueves  en el referéndum sobre la reconciliación.
Un argelino introduce su voto en un colegio electoral de Argel, el jueves en el referéndum sobre la reconciliación.

¿Tercer mandato?

Hocín Ait Ahmed, el veterano dirigente socialista argelino, denuncia la "evolución totalitaria" del régimen de Argel, que no ha permitido a la oposición expresarse con motivo del referéndum, a diferencia de lo ocurrido en las elecciones presidenciales de 2002.

Alí Yahia Abdenur, el presidente de la Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos, critica a su vez la transformación de la República en una "monarquía presencial".

El siguiente paso, advierten los adversarios del jefe del Estado, será un nuevo referéndum para modificar la Constitución y permitir a Buteflika, de 68 años, presentarse a un tercer mandato cuya duración sea de siete, y no de cinco años como ahora. El actual mandato presidencial expira en 2009.

"Para justificarse nos explicará que no tuvo tiempo de aplicar su programa", vaticina un militante socialista argelino. "Tendremos a un presidente octogenario", asegura la misma fuente.

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