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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La frente marchita

Al igual que en el cuento de Borges, en el que unos cartógrafos hacían un mapa a escala real, el hispanoargentino Alfredo Taján (nació en Rosario en 1960, vive y es malagueño desde los años setenta, y a lo mejor le ocurre como a uno de los personajes de esta estupenda novela, Guillermo Brown, que es escritor argentino en España y no se siente ni una cosa ni otra) imagina en La sociedad transatlántica una Argentina que fue, o pudo ser, pero que ya no es, para superponerla, palmo a palmo, res a res, tango a tango, librería a librería, café a café, con la Argentina que es, la que hay. Estamos ante una apasionante, y apasionada, crónica de un regreso hacia el pasado, hecha con inevitable nostalgia. Hay en el libro un deseo no de atravesar el mar océano disfrutando de la leche fresca de la que se nutrían -es fama o leyenda- las hermanas Ocampo, Victoria (que aparece muy ancianita en esta novela) o Silvina (de ésta se nos presenta el espectro de su esposo, el gran Bioy Casares), que viajaban, en los veinte, con vaca en el barco; hay más bien una voluntad de recuperar una Argentina viva, plural, cultural, que pudo ser, que existió, y que ya no es desde hace muchas, muchas décadas. A Taján, como a las cabezas pensantes de la Madre Patria, le duele Argentina, le asfixia el regreso, y le fecunda -literariamente- el pasado, y no deja de preguntarse, como el joven Vargas, cuándo se jodió el país. Lo demás es de diván. Despliega Taján, ante nuestros ojos deslumbrados de lector, como un vendedor hábil de alfombras en un bazar otomano, el mapa que pudo ser -el del relato borgiano-, y nos deja apreciar los magníficos bordados de esa Sociedad Transatlántica, una supuesta conjura de inteligencia y futurismo (de cuando gente como Felipe Ximénez de Sandoval, al poco tiempo joseantoniano, escribía aquí versos exaltados como "La hélice hace 3.000 revoluciones por segundo / ¡Bendita sea la hélice!"): pero poco a poco esa alfombra que se hace aire descubre la Argentina real, con la que chocan, tantos años después, en el cruce del milenio, mandando el presidente De la Rúa, los descendientes de aquellos miembros de esa Sociedad Transatlántica, dos que vienen de España y dos con los que se topan en Buenos Aires. Y la novela se ve envuelta en la bruma rioplatense y muestra sus remiendos, los costurones de la vieja piel de res, cuarteada y reseca, en lo que se ha convertido Argentina. Taján ha escrito una vehemente narración, como un quejío argentino y, a la vez, ha escrito una trepidante novela de acción y regreso, de manuscrito perdido entre el polvo de las librerías de viejo: las de Buenos Aires, vos sabés.

LA SOCIEDAD TRANSATLÁNTICA

Alfredo Taján

Destino. Barcelona, 2005

254 páginas. 20 euros

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