Lo que hay que ver

Por orden alfabético, Amsterdam es el primero de los teatros de ópera a considerar entre los mejores. La Ópera de Holanda se atreve esta temporada con dos obras de Georg Frederic Händel, Tamerlano y Alcina, de la mano de Christophe Rousset como director musical y Pierre Audi como director de escena (a partir del 21 y 22 de octubre). En la Staatsoper de Berlín manda Barenboim, que dirigirá Boris Godunov (11 de diciembre), con puesta en escena de Dmitri Cherniakov y René Pape en el rol principal. Ya en 2006, el gran René Jacobs se unirá al cada vez más interesante regista David McVicar para una L'incoronazione di Poppea de Monteverdi en la que destacará el Ottone de Lawrence Zazzo (16 de febrero). Volverá Barenboim, el 8 de abril, para un Tristán e Isolda de Wagner puesto en tablas por Stefan Bachmann. En otro de los teatros de la ciudad, la Staatsoper, un Trittico de Puccini, con Katharina Wagner en la dirección escénica y Stefano Ranzani a la batuta (8 de enero). Y más Puccini: en la Komische Oper, el 11 de este mes comenzaron las representaciones de Madama Butterfly en la visión de Calixto Bieito. La Monnaie de Bruselas recupera El barbero de Sevilla, de Paisiello, con dirección musical de Rinaldo Alessandrini y en producción de Omar Porras (28 de marzo). El 18 de abril llega Boris Godunov, con decorados de Eduardo Arroyo para una puesta en escena de Klaus Michael Grüber con Kazushi Ono en el foso. Ono y Willy Decker se encargarán de un Falstaff de Verdi en el que la española Ana Ibarra será Alice Ford (14 de junio).

Entre los estrenos de esta temporada son los norteamericanos quienes se llevan la parte del león

La Royal Opera House londinense continúa con su Anillo wagneriano iniciado la pasada temporada en versión musical de Antonio Pappano y escénica de Keith Warner. Sigfried llegará el 2 de octubre y El ocaso de los dioses el 17 de junio. El 13 de junio, una Tosca de campanillas: Georghiu, Álvarez y Terfel, con dirección de Pappano y Jonathan Kent. En la Ópera del Estado de Baviera, en Múnich, Adam Fischer dirigirá musicalmente El holandés errante, de Wagner (26 de febrero), con puesta escénica del tan discutido como brillante Franz Konwitschny, mientras Zubin Mehta hará lo propio con Moisés y Aarón, de Schönberg, según la idea teatral de David Pountney, otro hombre de moda (28 de junio). París representa quizá la oferta más interesante en su conjunto. Abre, el 1 de diciembre, con una nueva producción de El amor de las tres naranjas, de Prokofiev, con Cambreling y Deflo al frente. El 3 de mayo, Carlos Álvarez será el protagonista de un Simon Boccanegra verdiano dirigido también por Cambreling, con montaje de Johan Simmons. La actriz Isabelle Huppert será la directora escénica de una Ifigenia en Táuride de Gluck, con Marc Minkowski en el foso del Palais Garnier, a partir del 8 de junio.

En Milán el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, se abre tradicionalmente la temporada. La obra elegida es Idomeneo, de Mozart, en coproducción con la Ópera de París y el Teatro Real. La dirección escénica será de Luc Bondy y la musical de Daniel Harding. A lo largo de la temporada, sin embargo, lo más llamativo será el impresionante desfile de directores musicales: Jurowski, Maazel, Gardiner, Tate, Chailly

... Nadie da más ni de lejos. En La Fenice de Venecia destaca la primera representación en tiempos modernos de El cruzado en Egipto, de Meyerbeer, en montaje de Pier Luigi Pizzi coproducido con el Teatro San Carlos de Lisboa, el 24 de marzo. En la Ópera de Viena, el Lohengrin wagneriano de Semyon Bychkov y Barrie Kosky (3 de diciembre) y el Moisés y Aarón de Schönberg a cargo de Daniele Gati y Willy Decker (3 de junio). Y, para cerrar, la Z de Zúrich. Quedémonos con Peter Grimes, de Britten -el 11 de diciembre-, en versión de Welser-Möst y David Pountney; Orlando, de Handel, a cargo del tándem William Christie-Jens Daniel Herzog (15 de enero), y La favorita, de Donizzeti, con la sorpresa de Marc Minkowski en el foso para una producción de Phillipe Sireuil (19 de marzo).

Aunque el primer estreno de importancia será el 20 de noviembre, en Zúrich, con Harley, del joven británico Edward Rushton, esta temporada son los norteamericanos quienes se llevan la parte del león. En el MET neoyorquino, Una tragedia americana, de Tobias Picker -sobre la novela de Theodor Dreiser-, dirigida por James Conlon en lo musical y Francesca Zambello en lo escénico (2 de diciembre). La Ópera de San Francisco hará lo propio, el 1 de octubre, con Doctor Atomic, de John Adams, en base a las reflexiones morales de los creadores del arma nuclear. Dirigirá la orquesta Donald Runnicles y la escena Peter Sellars. Más cerca, en Lisboa, el 18 de marzo se estrena Il disoluto assolto, de Azio Giorghi, sobre una personal visión de Don Juan, de José Saramago. Y en Viena, el 21 de enero, en la Staatsoper, Faustus, la última noche, del francés Pascal Dusapin. En París, el trío formado por Kaija Saariaho, Amin Maalouf y Peter Sellars repiten creación, tras L'amour de loin, con Adriana Mater. Dirigirá la orquesta Esa-Pekka Salonen (30 de marzo).

En 2006 se cumplen 250 años del nacimiento de Mozart. Y los teatros de ópera lo celebran, algunos ya este año. Empecemos por Così fan tutte. La Komische Oper berlinesa lo presenta, con el omnipresente Konwitschny y Kirill Petrenko como director musical, el 6 de noviembre. Estrasburgo hace lo propio el 6 de diciembre en montaje de David McVicar dirigido en lo musical por Dietfried Bernet. Bruselas, el 24 de enero -De Marchi y Boussard-, con María José Montiel como Dorabella. Lyón, el 8 de abril, con un equipo integrado por William Christie y Adrian Noble -ojo a la Despina de Danielle de Niese-. Las bodas de Fígaro llegan a Londres el 31 de enero y a París el 11 de marzo. La Royal Opera House le ha encargado las funciones a Pappano y McVicar, mientras en París el equipo lo integrarán Cambreling y Marthaler. También en Londres, el 11 de abril, Il re pastore, por Gardner y Lloyd Davies. París tendrá su Don Giovanni de Cambreling y Haneke, mientras, en Zúrich, Franz Welser-Möst y Sven Eric Bechtolf le darán el marco a un probablemente extraordinario Simon Keenlyside como protagonista el 7 de mayo. Antes, el 12 de febrero, Harnoncourt y Moretti presentarán en el mismo teatro La fianta giardiniera, con Isabel Rey como Arminda. En el Theater an der Wien, en Viena, se verán Idomeneo, en la versión de Ozawa y Decker (27 de enero), y Zaide, el 21 de mayo, con ideas musicales y escénicas de Louis Langrée y Peter Sellars.

En España hablar de nuevas

producciones es quedarse muy cortito. El Teatro Real abrió ayer su temporada con Don Giovanni, de Mozart, en versión de Víctor Pablo Pérez y Lluís Pascual. Seguirán El sueño de una noche de verano, de Britten, por Armin Jordan y Pier Luigi Pizzi, con Carlos Mena como Oberon (11 de enero), y L'elisir d'amore, de Donizetti, por Mauricio Benini y Hugo de Ana (12 de febrero). El 18 de mayo, Dulcinea, una ópera para niños de Mauricio Sotelo. El Liceo presentará Wozzek, de Alban Berg, en una producción dirigida en lo escénico por Calixto Bieito, lo que garantiza emociones aún más fuertes de las habituales en la obra. En el foso estará Sebastian Weigle (30 de diciembre). También estrenará, en el Foyer, El ganxo, de Joseph Maria Mestres Quadreny (6 de abril). En el Maestranza sevillano, La sonámbula, de Bellini, a cargo de Paternostro y Mailler (11 de febrero). Los Amigos de la Ópera de Oviedo presentan en su festival La favorita, de Donizetti, en montaje de Tomás Muñoz (25 de enero).