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Crítica:ÓPERA | 'Alcina'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un espectáculo guapo

Con especial gracia se utiliza en Asturias el adjetivo guapo, cercano en significado a lo que en otras regiones se conoce por hermoso. Un espectáculo guapo es un espectáculo bello, como un espectáculo bárbaro es un espectáculo colosal. Pues bien, guapa y bárbara es la producción de la ópera Alcina, de Händel, que para la English National Opera diseñó con inteligencia David Mc. Vicar. Hace un par de temporadas se vio en Bilbao y deslumbró. Ahora, en Oviedo, ha sido la columna vertebral de unas representaciones que abrían la temporada de ópera. El barroco va ganando terreno.

Lo escénico cautivó, lo puramente musical no tanto. Iba a dirigir Giovanni Antonini, pero los hados del destino no lo permitieron. Su sustituto, Paul Dombrecht, es persona de prestigio en el terreno de la música antigua. Seguro que está convencido de que tiene en sus manos la mejor música del mundo y que eso es tan evidente que no hace falta explicarlo. Es algo que les pasa a bastantes directores que tienen una marcada componente musicológica. Lo cierto es que llevó la obra con morosidad y utilizó muy pocos contrastes.

Alcina

De Händel. Con Anna Chierichetti, Silvia Tró y Ofelia Sala, en los papeles principales.

Dirección musical: Paul Dombrecht. Director de escena: David Mc. Vicar. Producción de la English National Opera. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo, Coro El León de Oro. 58ª temporada de ópera de Oviedo. Teatro Campoamor, 25 de septiembre.

A los entregados de antemano nos entretuvo; al público poco familiarizado con el barroco tuvo que resultarle un poco críptico este planteamiento. La orquesta, especialmente la cuerda, sonó con corrección y siguió con escrupulosa fidelidad los criterios del maestro.

Reparto

Del reparto vocal anunciado se cayó Jennifer Larmore como Ruggiero, y se notó, ya lo creo que se notó. Además, Anna Chierichetti no tuvo su mejor noche posible. Su actuación fue inferior a la que hizo del mismo personaje de Alcina en Bilbao hace un par de temporadas.

Las valencianas Ofelia Sala y Silvia Tró estuvieron voluntariosas como Morgana y Ruggiero, y Chiara Chialli fuera de estilo como Bradamente.

La producción escénica pudo con todo y tiró del espectáculo. Espléndido el cuerpo de baile, magníficas iluminación y escenografía, y rebosante el caudal de ideas teatrales de David Mc. Vicar.

Es una concepción que bien podría acompañar en un hipotético cuadro de honor a otras lecturas escénicas haendelianas en nuestro país, como la de Pier Luigi Pizzi en Rinaldo en el teatro de la Zarzuela de Madrid o la de Herbert Wernicke en Julio César en el teatro del Liceo de Barcelona.

Respecto al coro de Luanco El León de Oro, digamos que tuvo una actuación pintoresca.

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