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Columna
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Retórica

Si el PP y el PA quieren ayudar a resolver el escándalo que salpica a los grupos políticos como consecuencia, en esta ocasión, de algunas actuaciones en lo público de personas integradas en sus grupos, mucho tienen que cambiar. No pueden estar continuamente introduciendo circunstancias de sospecha, calificativos injuriantes o confusionismo en la vida pública, como si el desorden y el interés privado fueran el denominador del gobierno, y ahora tratar de salvar sus muebles.

No se deberían presentar ni admitir preguntas al Gobierno andaluz exigiendo datos para determinar el parentesco de trabajadores de la Junta con cargos de responsabilidad en las consejerías. Tanto los interpelantes como quiénes admitieron la interpelación saben que los datos privados son privados. No existe registro en el que consten circunstancias que entran en la esfera más íntima de la persona. Eso lo sabe hasta el secretario general del PP, quien ha dedicado parte de su vida como juez a saberlo. Dígase si se conocen. Y si las hay cómo accedieron a los puestos. No que se pregunte lo que no se sabe ni se puede responder. Esto no es querer cambiar ni equivocarse. Esto es extender la sospecha de nepotismo sin base alguna. Como es introducir confusionismo decir que lo importante es el Estatuto -que lo es- y llamar "pequeñas cuestiones" a las denuncias de confusión entre intereses privados y públicos que se imputan a ediles del PA y PP de Marbella y Camas, como ha dicho el PA. Más confusionismo cuando Javier Arenas pide mesas de no sé qué para evitar casos como el de Camas y así parecer que es un problema de todos y del sistema. No. Así no se cambia. Así se enturbia y se pone en tela de juicio el sistema democrático.

La responsabilidad política de lo que está cayendo en Camas, Marbella y Bormujos es de los grupos a los que pertenecen sus causantes. La delictiva, si la hay, de sus autores. Lo he dicho más de una vez. No es cuestión de mesas ni de Estatuto. Es cuestión de afrontar lo propio con honestidad. Cada grupo debe resolver, si los hay, los enmierdes de sus afiliados y contar con el respeto de los demás. Sin pretender llevarlos a su retrete. Es lo que interesa a la sociedad. Lo demás son ganas de no cambiar y tapar mierda con una retórica que, a estas alturas, pocos creen.

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