La Barcelona judía
Asomémonos por un momento a la vida de Dominique Tomasov: obtendremos una mejor perspectiva sobre el judaísmo y Barcelona.
Nació en Nueva York, lo cual no deja de ser promisorio. Casi de inmediato se trasladó a Buenos Aires, donde se crió y estudió arquitectura. Argentina es un crisol de razas (o un crisol de rusos, como bromeaban algunos).
Acabada la carrera, pasó seis meses recorriendo Europa en una furgoneta y luego otros seis más en París. "Limpié casas, hice de canguro y fui a la ópera. En el camino de vuelta a Buenos Aires paré en Nueva York, para conocer la ciudad en la que había nacido... y me quedé 12 años. Trabajé en estudios de arquitectura y tuve ocasión de participar en varios proyectos de ribera, o sea, construcciones en la costa marina o fluvial, uno de ellos en el despacho de Henry Cobb, uno de los socios de Leoh Ming Pei, el arquitecto que hizo la pirámide del Louvre. Quería venirme a España y pedí que me enviaran a trabajar en la construcción del World Trade Center de Barcelona, que hacía Cobb. Cuando eso acabó no quise volver a Nueva York y conseguí incorporarme al equipo que hacía el Palau de Mar. La entrevista de trabajo fue bastante dura. Me preguntaron: '¿Cómo se siente una mujer en un mundo de hombres?'... En Nueva York podría haberlos demandado por preguntarme eso".
Dominique Tomasov se apasionó por sus orígenes judíos en Barcelona. Hoy da charlas y conduce visitas por el Call
Ya tenemos a Dominique instalada en Barcelona, quizá cumpliendo un designio misterioso del propio Jehová. Durante dos años controló a docenas de hombres en las obras del Palau de Mar. Luego disfrutó del paro y sus ahorros neoyorquinos. Después de tanto tiempo soportando la presión de los estudios de arquitectura estadounidenses, un largo periodo sabático en Barcelona le debió de saber a gloria.
"En Nueva York el trabajo lo absorbe todo. Yo veía que la vida en España era mucho más relajada, con mayor énfasis en los valores humanos. Me tomé las cosas con calma. Eventualmente comencé a colaborar con el Colegio de Arquitectos, como free lance, en auntos de relaciones internacionales. De ahí pasé al departamento de comunicación y desde hace cinco años me dedico a organizar conferencias, seminarios: foros profesionales".
Ser judía no era algo que ocupara un lugar prominente en la vida de Dominique. Pero un día... "Me invitaron a una celebración familiar del sabat; al principio me resistí a la idea, pero finalmente fui. Y me gustó. El viernes siguiente repetí, el otro también. Entonces murió mi madre, que en sus últimos años me había advertido que no olvidara nunca que era judía. Yo le decía que era un poco tarde para recordármelo, ya que no había recibido una educación tradicional. Esas reuniones familiares dieron origen a la asociación Atid (futuro, en hebreo), a la que pertenezco. Escuchando a Miguel Iaffa, mentor de la Sinagoga Mayor de Barcelona, descubrí que había una historia judía en esta ciudad".
¿Por qué no iba a haberla, si los judíos vivieron en toda España?
"Sí, pero era algo de lo que no se hablaba. Uno asocia las juderías con Córdoba, Toledo y Girona; Barcelona solía quedar fuera. En mi caso coincidieron, felizmente, la reconexión con mis raíces y mi implicación en la vida comunitaria judía con el descubrimiento del judaísmo barcelonés. Había vivido en Buenos Aires y Nueva York, donde hay comunidades judías muy activas, pero fue en Barcelona donde esa realidad me golpeó. Fue una etapa de mi vida en la que me di cuenta de que las cosas vienen a uno. Poco a poco me fui empapando más y más, estudié, hasta que llegó el momento en que supe que tenía que contar la historia de la Barcelona judía desde mi propia perspectiva de mujer judía de Barcelona".
¿Cuántos judíos viven aquí?
"Es muy difícil saberlo. Se calcula que unos 6.000. Muchos latinoamericanos e israelíes, pero también españoles. Hay casos de gente que sabe que alguna vez fue judía y decide desandar lo andado desde la expulsión de 1492. En España quedan reminiscencias de costumbres judías, como salar la carne, tocar la puerta al entrar a casa, encender velas los viernes por la noche...".
Dominique se dedica profesionalmente a la recuperación de la memoria judía de Barcelona.
"Prefiero llamarlo conexión del pasado con el presente judío de Barcelona. Llevo haciéndolo seis años (www.urbancultours.com). Doy charlas a grupos y los llevo a recorrer el Call, les muestro las huellas, los hitos emblemáticos. Hablo de la historia y también de lo que pasa hoy, del grado de implicación de la ciudad en su patrimonio, la respuesta de los ciudadanos. Hace seis años se creó la Jornada Europea de Cultura Judía, para recuperar el legado de la ciudades que participan. Barcelona se sumó hace tres años. Este año mi amiga Catherine Favret y yo elaboramos un programa de actividades que desarrollar por las dos comunidades judías de Barcelona, Atid y CIB (Comunidad Israelí de Barcelona), con charlas, conciertos, paseos por el Call, encuentros gastronómicos, etcétera. Fue asumido por el Ayuntamiento y quedamos todos muy contentos".
Como dice mi madre, si tú eres feliz, yo soy feliz.
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