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Barcelona sufre el segundo año con menos lluvia desde 1914

Las precipitaciones se reducen a casi la mitad de la media histórica

Lluís Pellicer

La ciudad de Barcelona ha sufrido durante los últimos 12 meses el segundo año menos lluvioso desde 1914, primer año del que se tienen registros. Los pluviómetros del Observatorio Fabra, ubicado en la sierra de Collserola, recogieron 368,7 litros por metro cuadrado de agua de lluvia, cuando la media histórica es de 621,2 litros, según el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC), que depende del Departamento de Medio Ambiente.

El actual es uno de los años más secos que se recuerdan. Durante el último año pluviométrico -que va del 1 de septiembre de 2004 al 31 de agosto de 2005- las 151 estaciones del SMC han alcanzado mínimos históricos. Todas han recogido los valores de lluvia más bajos desde 1996, cuando el SMC puso en marcha su red de observatorios.

La zona más castigada ha sido el interior de Cataluña, justo donde debería llover para que se pudiera paliar la sequía, y la provincia de Lleida. El observatorio de Cervera (Segarra) ha registrado su año menos lluvioso desde que entró en funcionamiento en 1916. La media histórica de esta estación es de 453 litros por metro cuadrado al año, y este año se ha quedado por debajo de la mitad: 204,4 litros. Pero otras zonas de la provincia -Segrià, el Pla d'Urgell y Les Garrigues- acumularon menos de 200 litros por metro cuadrado. Estas cantidades son propias de climas áridos, como el litoral de Almería, donde las precipitaciones anuales apenas alcanzan los 300 litros.

Tampoco cordilleras donde las lluvias suelen ser generosas, como el Montseny, las Guilleries y Collsacabra, se han escapado de la sequía. Los pluviómetros de los observatorios de esta zona se han quedado a la mitad de lo que recogen habitualmente. "El último año pluviométrico ha roto la tendencia de los últimos cuatro años, cuando los valores de la lluvia acumulada eran similares a los de la media. Esta vez han estado claramente por debajo", sostuvo el director del SMC, Joan Pallisé.

El consejero de Medio Ambiente, Salvador Milà, advirtió de que los ciudadanos deben acostumbrarse "a vivir con el agua que hay y con estos regímenes pluviométricos". "Ahora estamos en un periodo crítico, de transición", señaló Milà, pero abogó por que cuando se superen las restricciones la población mantenga el control sobre el consumo de agua.

Milà recordó que el gasto de agua en el área metropolitana de Barcelona se ha reducido el 10%, y señaló que las ciudades más densas han sido las que mejor han cumplido los objetivos fijados por el decreto que dictó el Gobierno catalán para paliar la sequía. El consejero puso como ejemplo de "buen empleo" del agua el que han realizado los regantes del Canal d'Urgell, que han disminuido su uso en el 20%.En el último año pluviométrico -del 1 de septiembre de 2004 al 31 de agosto de 2005- ha llovido hasta el 70% menos que los últimos 25 años. El informe del Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) señala que las comarcas centrales y de Lleida han recogido entre el 30% y el 50% de lo habitual; la mayor parte del litoral y la provincia de Girona, entre el 50% y el 70%, mientras que el centro de la Costa Brava, Pallars Sobirà, Vall d'Aran y el norte del Ripollès han sido de las pocas áreas donde las precipitaciones han sido similares a las de cada año. De todas formas, el director del SMC, Joan Pallisé, afirmó que "prácticamente todo el territorio ha sufrido déficit pluviométricos".

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Cuencas al 30%

El consejero de Medio Ambiente, Salvador Milà, explicó ayer que las lluvias de la semana pasada apenas han servido para solventar la sequía. "Han permitido recuperar seis hectómetros de agua, lo que significa que las reservas han bajado sólo el 0,29%", sostuvo. Milà recordó que las cuencas interiores de Cataluña están por debajo del 30% de su capacidad y acumulan 206 hectómetros de agua. El año pasado tenían 532,6 hectómetros y estaban al 76,7% de su tope.

El sistema con menos reservas de agua es el del Llobregat-Cardener, que está al 25,7% cuando hace un año acumulaba el 88,5% de su capacidad. El del Ter está al 32,5% (en septiembre de 2004, al 75,5%), y el de Tarragona al 31% (en 2004, al 72%).

Para corregir este déficit, apuntó Milà, sería necesario que lloviera por encima de la media histórica. Sin embargo, las nuevas restricciones, las que fija el decreto de la sequía, no llegarán "en ningún caso" hasta noviembre. Y aun así, agregó, el ahorro que se ha producido en el empleo del agua permitirá mantener el nivel actual de consumo doméstico a través de "una pequeña bajada de presión". "Si llegan nuevas reducciones, no serán repentinas y cualquier contingencia se aplicará conjuntamente con los ayuntamientos", añadió.

El Departamento de Medio Ambiente trabaja con la idea de que se pueda llegar a los peores escenarios de sequía. Un grupo de expertos, explicó Milà, estudia la posibilidad de traer agua al puerto de Barcelona con barcos. El consejero recordó, además, que entre 2007 y 2008 podría entrar en funcionamiento la nueva planta desaladora del Llobregat. "A finales de año pensamos licitar el proyecto para poder adjudicarlo en la primavera de 2006. Ahora esperamos que Bruselas se pronuncie sobre su impacto ambiental, además de saber si aportará fondos económicos", afirmó.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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