Palestina tendrá forma de arco
Un urbanista estadounidense diseña la posible estructura de un Estado palestino viable si se firmara la paz
"Hajlán bikum fi Falestín". Los altavoces del aeropuerto internacional de Gaza no cesan de dar la bienvenida a los turistas en árabe; hombres de negocios del mundo entero y trabajadores palestinos se disponen a coger el tren de alta velocidad que les llevará, en 90 minutos, a Yenín, al norte de Cisjordania. El recorrido pasa por Hebrón, Jerusalén, Ramala y Nablus. No hay ningún control israelí. Palestina es un país próspero. La paz reina en Oriente Próximo.
Leer las cien páginas del informe The Arc. A formal structure for a Palestinian State (El Arco. Una estructura formal para un Estado palestino), de la Rand Corporation, un centro de investigación estadounidense, despierta la imaginación. Tras la retirada de Israel de la franja de Gaza, imaginar "la estructura" de un Estado palestino es un reto.
Doug Suisman, urbanista estadounidense de 50 años, lo asumió. Suisman es el único arquitecto de formación que participó en la redacción del informe de la Rand. Su idea: un arco. Es decir, una infraestructura en forma de arco que uniría Cisjordania y la franja de Gaza de norte a sur y de este a oeste, pasando por el desierto de Neguev. El Arco es una línea ferroviaria, una autopista, una red eléctrica y de telecomunicación, un acueducto, un oleoducto y un gasoducto.
"Tras estudiar mapas, fotografías y estudios topográficos de la zona, apareció de forma natural un arco", explica Suisman desde su oficina de Santa Mónica, en California, donde dibujó Palestina. Se trata de instalar un sistema de circulación de personas y bienes: una línea principal uniría la ciudad de Gaza con Yenín, al norte de Cisjordania, alrededor de una estructura principal. "La red pasa por las grandes ciudades palestinas: Hebrón, Jerusalén y Nablus, desde las cuales una red secundaria de transporte lleva a Ramala, Jericó, Tulkarem", narra Suisman. Lo que más importó a Suisman es que cada ciudad palestina funcionase como una región urbana independiente e integrada. "De esa manera", continúa, "un palestino podría trabajar en cualquier parte de Palestina". En la actualidad, un habitante de Jerusalén Este puede tardar horas sólo para salir de la ciudad.
Suisman no es, sin embargo, el iniciador del proyecto. Guilford Glazer, uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, de 84 años y amigo personal de Moshe Dayan, ministro de Defensa de Israel durante la guerra del Yom Kippur (1973), se despertó un día de 2003 preocupado por las consecuencias de un retorno de los refugiados palestinos a su país si se firmara la paz. ¿Cómo hacer para que el Estado palestino sea viable?, se preguntó. Encargó entonces a la Rand preparar un informe sobre la ciudad perfecta palestina. La Rand reclutó a Suisman.
Un factor fundamental para el urbanista es el rápido crecimiento de la población palestina. El informe estima que en los próximos 10 años, los palestinos pasarán de 3,6 millones a más de seis. "Hay que encontrar una solución para descongestionar las ciudades, para que crezcan y que sean centros de desarrollo económico", explica Suisman. Palestina es uno de los Estados más pequeños del mundo. Cisjordania, con sus 5.879 kilómetros cuadrados, es poco más grande que la provincia de Alicante, mientras la franja de Gaza no supera a la ciudad de Málaga. La construcción del Arco costaría 4.900 millones de euros y crearía hasta 160.000 empleos al año durante cinco años.
El informe se publicó a principios de este año. La Casa Blanca, el Banco Mundial, la Unión Europea, la Autoridad Nacional Palestina y el Gobierno israelí recibieron una copia. Suisman, que sólo había viajado a Israel como turista en 1972, multiplica visitas y entrevistas. "Siempre he recibido buena acogida", recuerda Suisman. "Incluso los israelíes, que aceptaron el principio de un tren entre Cisjordania y Gaza". Tras una presentación en Ramala, el viceministro de Finanzas palestino, Yihad Al Wazir, confesó, a punto de llorar, que era un proyecto "maravilloso".
Todo parece sencillo. Quizá demasiado. "Es una fábula para adultos", opina Meron Benvenisti, editorialista israelí en el diario Haaretz. Suisman reconoce que las autoridades israelíes han sido "reservadas". En cuanto a los palestinos, funcionarios de la Organización para la Liberación de Palestina, subrayaron que el informe no habla del centenar de colonias israelíes en Cisjordania. Pero la Rand no pretende resolver todos los problemas. El informe es honesto: el Arco es "sólo un concepto, no un plan. (...) Se trata de despertar el debate". En un estudio anterior, Construir un Estado palestino viable con éxito, la Rand apuntaba que, antes de todo, hay que acabar con la corrupción y asegurar la seguridad de la zona.
El escepticismo refleja una dura realidad. Cisjordania es un gruyère donde viven más de 200.000 colonos judíos y que apenas controla la Autoridad Nacional Palestina. El único arco que se alza es un muro de seguridad de unos 650 kilómetros de longitud que supondrá la anexión a Israel del 10% de zonas palestinas. El aeropuerto de Gaza es inutilizado e inutilizable. Suisman tiene fe en el proyecto. "Con voluntad, todo es posible", reza naïf. "El Arco da esperanzas. No hay más peligros que una persona sin esperanzas", concluye. Esperanza entonces. Y mucha imaginación para que se callen las armas.
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