Yegor Yákovlev, un símbolo de la 'perestroika" y la 'glasnot'

El periodista ruso Yegor Yákovlev, una de las grandes figuras de la apertura informativa de la perestroika, falleció ayer en Moscú a los 75 años de edad tras una larga y dolorosa enfermedad. Con su muerte se cierra simbólicamente una etapa en la historia de la lucha por la libertad de prensa en Rusia. Su desaparición es una gran pérdida para el país, según dijo ayer el ex presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, del que Yákovlev fue amigo y aliado en su política de glasnost, aunque el periodista se enfrentara en más de una ocasión al líder soviético y criticara su indecisión y sus titubeos frente a los conservadores de la cúpula del partido.

Dotado de gran intuición y buen conocedor de los entresijos del sistema, Yákovlev tuvo un papel central en la apertura informativa que hizo caer uno a uno los tabús que los funcionarios del régimen comunista habían impuesto en la URSS. Capaz de descubrir talentos incipientes y de sacarle punta a los temas, Yákovlev fue también el maestro de toda una generación de periodistas, que le admiraban por su capacidad de trabajo y su entusiasmo y le temían por su genio pronto. En manos de Yákovlev, cualquier medio informativo se convertía en un medio vibrante e incisivo, en un producto lleno de emoción y vida. Este fue el caso del semanario Novedades de Moscú, el gran ejemplo del periodismo de la perestroika, que el periodista dirigió entre 1986 y 1991. En agosto de ese año, tras el intento de golpe de Estado protagonizado por un grupo de altos funcionarios soviéticos, Yákovlev pasó a dirigir el primer canal de la televisión y se mantuvo en ese puesto hasta noviembre de 1992, cuando le cesaron debido a las susceptibilidades que despertaba en la élite dirigente su tratamiento de los problemas del Cáucaso.

Incluso entonces, Yákovlev demostró que no iba a convertirse en un simple jubilado y que era capaz de crear un periódico de la nada e imprimirle su sello característico. Creó entonces el semanario Obshaia Gazeta (El Diario General), que, con un equipo de brillantes profesionales, que fue capaz de abrirse camino entre las presiones políticas y las dificultades económicas y en un clima informativo general cada vez más hostil y cerrado, que rechazaba el periodismo de la perestroika.

Como otros miembros de la generación que hicieron posible la glasnost, Yákovlev procedía de las filas del partido comunista. Fue secretario del Komsomol (Juventudes Comunistas) en Moscú y en los años setenta residió en Praga como secretario responsable de la revista Problemas de la Paz y del Socialismo. Trabajó después en el periódico Izvestia y en la agencia de prensa Nóvosti.

En 1989 fue elegido miembro del Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el superparlamento soviético que inició las reformas de Gorbachov. Junto con varios diarios europeos -entre ellos EL PAÍS y La República-, impulsó un club de discusión que organizó distintos eventos a fines de los ochenta.

En los últimos años de su vida, contribuía en distintos programas radiofónicos y televisivos. "Yákovlev ha desempeñado un gran papel para el establecimiento del periodismo, la democracia y la televisión en Rusia", dijo ayer Gorbachov, muy afectado por la muerte del periodista.

Por su parte, el político liberal Grigori Yavlinski, calificó a Yákovlev de fundador del periodismo político ruso moderno. "En los años ochenta Yegor Yákovlev creó el primer periódico libre de Rusia, en el que no había ni mentira ni propaganda ni desinformación, ni artículos pagados por encargo, algo en lo que es difícil creer hoy", manifestó Yavlinski. "Ha muerto, pero su época está aún por llegar", señaló.-