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Columna
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Participadas de cajas

La reciente tendencia hacia una creciente toma de participaciones empresariales por las cajas de ahorros españolas se ha vuelto a poner en discusión con la emergencia de una OPA que afecta a empresas participadas por las dos principales cajas de nuestro país. Sin embargo, dicha tendencia tiene pleno sentido dentro de la condición de entidades de crédito de las cajas de ahorros y de su finalidad social.

Como cualquier otra empresa, una entidad de crédito debe potenciar sus beneficios, algo difícil en un contexto marcado por unos tipos de interés muy reducidos (en mínimos históricos), que han conducido a la caída de la rentabilidad del negocio interbancario y de la cartera de renta fija.

La toma de participaciones industriales ha contribuido a potenciar la finalidad social de las cajas de ahorros españolas

Ante ello, las cajas de ahorros españolas han buscado nuevas alternativas de incrementar su rentabilidad mediante la diversificación de sus fuentes de ingresos. De ahí la importancia estratégica de la toma de participaciones industriales, que no sólo han proporcionado una mayor rentabilidad vía dividendos o plusvalías, sino que, además, han contribuido a potenciar la finalidad social de las cajas, impulsando el tejido empresarial en su ámbito de actuación, con el consiguiente efecto positivo en la producción y el empleo.

Este planteamiento, que se ha revelado eficaz durante los últimos años, y ha mejorado la visibilidad y la imagen de las cajas, así como la vinculación con sus clientes empresariales, no está exento de riesgos en el caso de dificultades en los sectores industriales afectados, pudiendo influir negativamente en la solvencia de las cajas, actualmente muy elevada. Para mitigar estos riesgos, la regulación bancaria establece límites a la adquisición de participaciones industriales cualificadas.

Supuesto el adecuado control de estos riesgos, responsabilidad última de las propias cajas, si tenemos en cuenta que una parte importante de los beneficios de las mismas revierte al conjunto de la sociedad, su participación en empresas no sólo tiene pleno sentido empresarial y macroeconómico, sino también social.

Victoria Santillana y Francisco J. Valero son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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