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Columna
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Turisticidio

XAVIER RIBERA

Las estadísticas y los datos sobre los resultados de la campaña turística en la Comunidad Valenciana son esperanzadores. Cada vez más turistas con incrementos sobre años anteriores pero ¿de qué nivel y con qué poder adquisitivo? ¿Sólo importa el número o también la calidad de nuestros visitantes?. Cada vez más turistas con mayor gasto. El turismo valenciano es peculiar. Esto no quiere decir que esté orientado adecuadamente para obtener todo el partido posible de unos recursos que forman parte del acervo común de los valencianos. El sector turístico valenciano mantiene diversos frentes abiertos. Puede ser víctima de un espejismo centrado en la oferta de sol y playa, complementado con la necesidad de aplicar recursos especiales a la celebración de la Copa América de Vela que podrá complementarse con la adjudicación a Valencia de la sede del Campeonato de Vela Adaptada, cuyos protagonistas son los deportistas con minusvalías. Ambos acontecimientos van a tener lugar en 2007. La gran incógnita para el sector turístico valenciano es lo que va a ocurrir a partir de ese mítico 2007 y sobre todo cómo van a aprovechar Valencia y su oferta turística estas oportunidades con el fin de que no se produzca un colapso a partir de aquel año, que coincidirá con la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas.

Entre los problemas a resolver destaca la falta de cohesión del sector que hoy por hoy se encuentra en barbecho. Para conseguir este objetivo es preciso contar con líderes indiscutibles, organizaciones sólidas, estudios fiables y profesionales de primer nivel. Habría que olvidarse de los conflictos territoriales y de la predisposición a que cada uno piense en sus intereses particulares en detrimento de los generales a medio y largo plazo. Así mismo hace falta contar con gestores y políticos que rijan los destinos de la Administración con sentido común -que no es mucho pedir- y ajenos a las confrontaciones internas de los partidos. Departamentos autonómicos, organismos provinciales y dependencias turísticas municipales han de entenderse y compaginar sus acciones para evitar la duplicidad de las gestiones y la falta de complementariedad. Subimos en cifras de turistas que nos visitan pero bajamos en el dinero que se gastan en la Comunidad Valenciana y en Valencia ciudad. El aeropuerto de Valencia no da abasto y se dispone a afrontar en 2006 unas obras de ampliación que, entre otras cosas, obligarán a cerrar el aparcamiento que es insuficiente en estos momentos. Raro es el día y la hora en los que no hay colas para aparcar en la zona controlada. Una vergüenza.

La afluencia de turismo de bajo poder adquisitivo está motivando el incremento de inseguridad en el recinto del aeropuerto de Manises. Las compañías áreas de prestigio están recortando o eliminando sus vuelos a los principales aeropuertos internacionales de redistribución del tráfico aéreo hacia África, Asia y Oriente Medio. Valencia se queda descolgada de las conexiones que hasta ahora facilitaban Air France, British Airways, Lufthansa, entre otras empresas de bandera que están restringiendo sus vuelos desde Valencia. Corremos el riesgo de morir de éxito.

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