"Max Ophüls era duro con los técnicos y maravilloso con los actores"
Marcel Ophüls (Frankfurt, Alemania, 1927), hijo del cineasta Max Ophüls y director de documentales, acudió ayer a Bilbao a participar en el coloquio sobre la película de su padre Carta de una desconocida (1948) organizado por la Cinemateca del Museo de Bellas Artes. Con gran sentido del humor, Ophüls reconoce que se siente muy orgulloso del trabajo de su padre y encantado de hablar de su cine. La de Bilbao, dice, es la primera vez que va a presentar una película de Max Ophüls y hablará de su trabajo.
"Admiro mucho el cine de mi padre, era uno de los grandes genios cinematográficos", afirma, con un brillo de emoción en sus ojos. Marcel Ophüls opina que Carta de una desconocida "es la película más precisa de la historia del cine, en cuanto a cómo encajan los movimientos con la música, con las escenas, con el decorado,... Es el cine total".
"Carta a una desconocida' es la película más precisa de la historia del cine"
La vida de Max Ophüls está marcada por su marcha de Europa huyendo del nazismo en 1941. "Ya no pudo recuperar la inocencia de la juventud", dice su hijo. "Siempre temió que el fascismo puediera regresar. Por ello siempre tuvo una mirada muy crítica hacia la sociedad y su humor se tiñó de desilusión".
En sus recuerdos, a Marcel Ophüls se le mezcla el padre y el cineasta. Ambos, sin embargo, estaban dotados de gran sentido del humor, "un humor judío, como el que tenían Lübitsch y Billy Wilder". Como padre, Marcel conserva la imagen de un hombre cariñoso y muy divertido: "Me hacía llorar de risa".
Como cineasta, Max Ophüls era "bastante duro con los técnicos y también con los ayudantes [su hijo lo fue en dos de sus filmes], pero era maravilloso con los actores". Su actriz fetiche, Danielle Darrieux, le definió en una entrevista como "un mago" en la dirección de actores. "Cuando murió mi padre, François Truffaut dijo de él, acertadamente, que era el director que menos querían los que no le conocían y el más amado y respetado por los que le conocían".
El hijo del autor de Atrapada, Lola Montes o La ronda también se dedica al cine, pero al documental. El de Marcel Ophüls es un cine cívico, que reúne informaciones, documentos y testimonios. "De mi padre aprendí que la objetividad no existe, ni siquiera en los documentales, porque cuando tu oficio es comunicar lo haces desde tu punto de vista, quieras o no, desde tus experiencias. Por eso no se puede decir que exista el cinema verité o el realista". Si siguiera en activo, su próxima película tendría como escenario la franja de Gaza.
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