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Liberada la hija de un millonario holandés tras dos días de cautiverio

Isabel Ferrer

La rápida resolución del secuestro de la holandesa Claudia Melchers, liberada la noche del miércoles apenas dos días después de su rapto sin que mediara rescate alguno, no parece haber facilitado las investigaciones policiales. En una carta dejada en el domicilio de la mujer se pedían 300 kilos de cocaína, algo propio del mundo del hampa. Pero la policía subrayó ayer que la familia no tiene negocios de droga.

El patriarca, Hans Melchers, es un millonario del sector químico sancionado por haber suministrado a Irak materias primas para fabricar armas químicas. Como la cocaína exigida podría reportar en la calle hasta 18 millones de euros, se presume que los asaltantes pensaron que una persona adinerada podría conseguirla. Simplemente pagando al contado por ella. Fuentes policiales tampoco descartan que los dos varones con aspecto suramericano y un tercer cómplice de raza negra que se la llevaron -según la descripción de Claudia Melchers- prefirieran "colocar la droga a manejar tantos billetes".

De la primera reconstrucción de los hechos se ha sabido que el trío la sacó de su casa maniatada, con la boca tapada y metida en un arca de plástico. La misma fue introducida luego en el maletero de un coche. Cuando el vehículo paró, la casa donde la escondieron podría estar en Alemania. "Se oía la radio alemana", dijo la secuestrada. "Tal vez fuera al este de Holanda, en la frontera alemana. Lo único seguro es que la trataron bien y la abandonaron cerca de la estación de trenes de Arnhem. Iba descalza y pidió ayuda a un taxista, que se puso en contacto con nosotros", explicó Willem Woelders, jefe de investigación del caso.

Dadas las numerosas incógnitas, Woelders ha pedido la colaboración ciudadana para aclararlo. "Si alguien vio cómo sacaban el arca de la casa de los Melchers, que nos lo diga. O bien la persona que habló con Claudia cuando corría camino de la estación; que venga a comisaría", ha pedido públicamente. También se baraja la hipótesis de que los raptores se asustaron ante la publicidad dada al caso. Aunque Hans Melchers está jubilado, el secuestro fue reconstruido en televisión y la prensa nacional dedicó gran espacio al asunto.

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